jueves, 5 de noviembre de 2015

Píldoras de felicidad



¿Has probado a tirarte de una montaña rusa sólo? Yo lo he hecho, no es tan divertido como cuando vas con alguien, y no me refiero a extraños. ¿Te has tirado una segunda vez justo después de la anterior? Yo lo he hecho, me dejó tan sorprendido la sensación de la primera vez que lo intenté una segunda vez (a mí me encantan las montañas rusas).  Dejó de ser divertido.

Cuando era pequeño he de decir que me pegué unos cuantos trompazos haciendo cosas que no debía. ¡Que os lo cuenten algunos de mis primos que eran compañeros de aventuras! Aprendí que todo tiene su riesgo y que el pasártelo bien a veces también duele… ¡Ah! y que el Ángel de la Guarda existe, estoy vivo de milagro.


Como veis no estoy en contra de las píldoras de la felicidad, con efectos inmediatos pero a la vez pasajeros. Una descarga de adrenalina no viene mal de vez en cuando. Hay otras más tranquilas: un concierto (aunque alguno puede ser como la montaña rusa), contemplar algo bello, la lectura de un libro, o un simple chiste.

En enero leí un artículo de Johann Hari periodista Británico. El artículo era un pequeño resumen de su libro recién publicado “Chasing the Scream: The First and Last Days of the War on Drugs” (2015) es un nuevo enfoque sobre el problema de las drogas. La verdad es que el artículo me impresionó y lo guardé. No menciono el artículo porque las drogas sean las píldoras de la felicidad, todo lo contrario. Me llamó la atención un experimento que se hizo hace muchos años en el que se ponía a una rata en una caja con dos pipetas para beber; una con droga y otra no. La rata bebía de la droga hasta morir. Conclusión: probó la droga y la adicción la llevó a consumir hasta su muerte. Años más tarde se hizo otro experimento con el agua y las drogas, pero en vez de una rata y una caja, se hizo una caja enorme con un parque de atracciones para las ratas lleno de ellas (volvemos a la montaña rusa). Aunque probaron agua y drogas, bebieron agua y disfrutaron de la juerga de estar juntos jugando. Sacaron a una y la metieron en la caja aislada. Bebió droga hasta casi morir, la sacaron y la reintegraron con las compañeras. Se recuperó. El artículo habla también de cómo personas que han sido tratadas con heroína en hospitales, cuando terminan el tratamiento siguen su vida y adictos a la heroína de la calle, en periodos similares al tratamiento, son incapaces de dejarla. Además conocemos adicciones que no son físicas, como la ludopatía (no se inyectan cartas en las venas), que generan efectos similares al “enganche” de las drogas. Hari concluye que el desapego, la falta de cariño y de contacto humano hace que se sustituya por el apego a otras cosas, hasta por la adicción al trabajo.


Se habla mucho en la red y fuera de ella de la alta rotación, de las nuevas tipologías de trabajadores dependiendo de cuando nacieron. Se atribuye la alta rotación a la llamada Generación Y o Milenians (los que alcanzaron los 18 en torno al cambio de milenio). Lo que les motiva y demandan para trabajar es: aprender y formación en el trabajo, que se les tenga en cuenta y que la empresa tenga un plan de desarrollo para ellos, que tengan entornos divertidos y que las organizaciones sean más horizontales (cuantos menos jefes tenga por encima mejor), que les digan si están haciendo bien su trabajo, que les hablen con transparencia, no les mientan y expliquen los porqués. ¡Yo me apunto también a esto y soy de la Generación X! (la que comenzó a trabajar en la crisis de los 90 con tasas de paro similares a la actual crisis). Creo que nos da igual la generación, todos nos apuntamos a que nos traten así. En el trabajo y fuera.


Ir de un sitio a otro se llama falta de compromiso y está muy relacionado con la búsqueda de la felicidad. Todas las generaciones buscan la felicidad, es nuestro mayor motor en la vida. El reverso de la moneda es evitar el dolor, evitar ser infeliz. Casi lo mismo, está en la moneda, pero no lo es.

A veces, se producen errores en los procesos de selección. Unas, no se cumplen las expectativas de la empresa (el candidato no es lo que esperaban) y termina en despido. Otras, el candidato entra en la empresa y ocurre lo mismo, no era lo que le habían dicho, termina en el abandono prematuro del puesto. Para evitar una alta rotación el primer paso es una buena selección. Una vez dentro, el tiempo pasa, las motivaciones de empresa y trabajador evolucionan. En general todos nos creemos que merecemos más que lo que se nos da, pero en el fondo somos realistas. No lo esperamos todo, pero algunas cosas si y depende de cada uno. No hablo sólo de dinero, hablo de reconocimiento, formación, lugar de trabajo, ambiente laboral, etc. Ya estamos hablando de si nuestra empresa es un buen sitio para trabajar, de la retención de talento y de otra serie de cosas a plantearse. La actuación depende de la propiedad, directivos, mandos intermedios y empleados en general. Pueden estar apoyados por profesionales internos y externos de RRHH. Todo esto es normal, lo habitual, la mejora continua tanto de empresas como de empleados y todos estamos involucrados.

Lo que no es habitual es el saltar de empresa en empresa cada seis meses o menos. Para la empresa es más un perjuicio que un beneficio por el tiempo y dinero invertido en la formación con un rendimiento futuro esperado que no se ha producido. Por parte del empleado la curva de aprendizaje ha sido mínima y por tanto la experiencia no es válida en su CV, una línea más pero sin un valor real.
No es un problema de jóvenes, es un problema global. Estamos siendo educados para buscar la felicidad en consumibles instantáneos, no por una gran mano negra, sólo es un negocio comercial. Todo se vende con “compre esto y será feliz” unas veces más directo y otras menos, apelando a sensaciones y sentimientos. Se muestran en televisión vidas estupendas sin problemas (salvo en los telediarios que algunos apagan para no ver “tristezas”), hasta los vecinos parecen tener vidas sin problemas (muchos se callan sus infortunios y muestran una cara distinta a lo que sienten). Nos dicen que tenemos el DERECHO a ser felices.  No sólo eso, hay que serlo todo el tiempo; si no, eres un fracasado. Todo esto, nos genera es una insatisfacción permanente y una búsqueda de la misma descontrolada. Nadie es feliz todo el rato, las felicidades que se consiguen rápido de la misma forma se van. La buscamos en cosas perecederas que nos apartan de los demás, pensando YO tengo DERECHO a ser feliz, sin pensar en las consecuencias de esa felicidad que pasa por encima de la de los demás, incluso de la gente que nos importa. Cada uno intentando huir de las responsabilidades que parecen ahogar nuestra felicidad, los más jóvenes escapando en los estudios o en sus primeros trabajos, los casados escapando de los hijos o de las parejas, etc. Nos volvemos adictos a múltiples píldoras de felicidad y nos aislamos en una caja.


Los golpes que te das al aprender a montar en bici son necesarios para luego poder disfrutar. En mi primer trabajo tuve momentos de sufrimiento, en los demás también he tenido otros sufrimientos, siempre distintos. Hoy no cambiaría ninguno, cada uno me ha convertido en lo que soy y de todos he aprendido. También en todos los trabajos he disfrutado, en todos he tenido mis píldoras de chascarrillos y chistes, el “subidón” de los logros y muchos buenos momentos. Cuando me acuerdo de los momentos felices, siempre me veo acompañado. Lo divertido ha sido poder compartirlos, con los compañeros, con los amigos, con la familia. No iba sólo en la montaña rusa. He renunciado al sueño de saltar en paracaídas hasta que sea más mayor, es un riesgo que no quiero correr teniendo gente que dependa de mí, porque he adquirido un COMPROMISO. Para tener derechos hay que cumplir con las obligaciones. No puedes esperar confianza sin haberla ganado antes.

No nos damos cuenta que hacer honor a ese compromiso que adquirimos con los demás y que los demás adquieren con nosotros, es lo que construye las relaciones humanas en la empresa y fuera. Estas relaciones que no se construyen ni mantienen sin esfuerzo y que en definitiva son la base de la felicidad. Si estás al frente de un proyecto, no hagas que la montaña rusa sea un trenecito aburrido; si eres de los que te montas, no viajes sólo.


Diego Lias

5 comentarios:

  1. Muy buen articulo Diego, estoy totalmente de acuerdo con ello, muy buen análisis, ¡sigue asi!

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  2. Muchas gracias por los ánimos Rechas. Un abrazo

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  3. Respuestas
    1. Esther, muchas gracias. Que expresiva eres siempre!!! escueta pero muy expresiva. Lo breve si bueno... :) Gracias

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