lunes, 29 de septiembre de 2014

ERRORES

 
Arthur Andersen 1913-2002. Los presuntos errores de actuación de un único equipo de auditoría en todo el mundo, causaron el hundimiento de una de las 5 grandes auditoras a nivel mundial. Miles de trabajadores se vieron afectados. Gracias a la rápida actuación y a la calidad de sus socios y trabajadores en los distintos países, los puestos de trabajo no desaparecieron. El 31 de mayo de 2005, la Corte Suprema de los Estados Unidos absolvió a Arthur Andersen por la vaguedad de las pruebas e incluso dijo que el jurado había sido aleccionado por la fiscalía. Ya fue tarde, el daño estaba hecho, Arthur Andersen, como era, había dejado de existir. La competencia a nivel mundial se había reducido un 20% de golpe. Existe el rumor de que los gobiernos, nunca más dejarán que se hunda una de las cuatro grandes que quedan (demasiado grandes para caer).

Desde mi punto de vista, es un caso espectacular para estudiar muchas cosas. Sólo los implicados saben la auténtica realidad; pero un supuesto error causó el colapso mundial de una empresa con magníficos profesionales. Primera lección: No subestimar los errores. El gran error lo cometió Enron. En ese error estaban implicados muchos niveles de supervisión y poderosos, ¿no podría haber sido que hiciera falta un chivo expiatorio? Segunda lección: Un error puede ser magnificado hasta el extremo por terceros debido a intereses partidistas. Goebbels (Jefe de la propaganda Nazi) decía “Cargad sobre el adversario los propios errores o defectos, respondiendo al ataque con el ataque. Si no puedes negar las propias noticias, inventa otras que las distraigan” Nos suena mucho a la política de cualquier signo, los programas de televisión… Hay más, pero no quiero seguir con esto. Sólo quería haceros pensar lo importante que puede llegar a ser un error pequeño dentro de una magnitud grande y en lo irreversible que puede llegar a ser. Es que, incluso un error insignificante te puede llevar a la muerte. La primera lección global, no es la particular de este caso que he dicho antes, en realidad es:

“Planificad, poned todo los medios y controles, necesarios para evitar los errores, no deis nada por supuesto. Aún así se cometerán, pero que sean los menos posibles, el riesgo será menor”.

Lo cual no significa que no tomemos decisiones. Como decía Confucio: “Los cautos rara vez se equivocan” y es que desde mi punto de vista, no hay decisión peor que la no tomada. En esta crisis he visto, en muchos sectores, personal directivo que no ha tomado decisiones por miedo a equivocarse y que se le pusiera en la calle. La responsabilidad de un directivo es la toma de decisiones, no se puede escurrir la responsabilidad, menos aún de tomar una decisión. Muchas veces actuamos bajo presión y tomamos una decisión demasiado rápida. Otras en cambio esperamos tanto a tener suficiente información, que cuando la vamos a tomar, es tarde. Aquel que tiene el olfato para tomar una decisión en el momento apropiado, tiene muchas menos probabilidades de errar. Cada situación tiene su momento, no hay recetas, todos lo hemos vivido y todos lo sabemos. El tiempo y el lugar son claves.

Anda pululando una frase por internet, que no sé de quién es, pero es de alguien con mucha cabeza: “Todos cometemos errores: Los sabios los admiten y aprenden, los inseguros los niegan, y los tontos los repiten” ¡Qué gran verdad! Para nuestras vidas y para la empresa. Cuanta más experiencia tienes, más errores has cometido. Por tanto, eres consciente de que cualquier actuación o toma de decisiones conlleva el riesgo. Unas veces por sobrecarga de trabajo, otras por falta de atención, otras por no seguir los procedimientos… los errores pueden tener una o varias causas. La principal es que somos humanos y no siempre estamos al 100%. En cuanto te das cuenta de esto, aprendes de los errores para ver la causa e intentar remediarla y no volver a cometerlos. Los errores puntuales son puntuales, entran dentro de la estadística humana. Los que se producen con mayor frecuencia, son los que hay que analizar más, porque son susceptibles de mejorar hasta convertirlos en puntuales. ¡Pero qué común es encontrar personas que niegan sus errores! Es difícil corregir si no ves el error. Los inseguros, antes mencionados, pasan a tontos en un “pispas” ya que continúan cometiendo errores, no analizan y no ponen los procedimientos para evitarlos.

David Fichman, especialista en liderazgo dice: “Nos cuesta tanto aceptar nuestros errores, porque nos han condicionado de niños a recibir cariño sólo por nuestros aciertos” El error, continuado y descuidado, debería estigmatizarse, pero tengamos en cuenta que una de nuestras fuentes de aprendizaje, es el error. Se ve claramente en el mudo informático actual. Un niño aprende por ensayo, prueba y error a manejar cualquier máquina. Aprende a superar “pantallas” de un juego a través de sus errores. Los juegos electrónicos son una fuente de aprendizaje fantástica, siempre que se usen de una forma moderada. Pero esto mismo nos ha ocurrido toda la vida, hemos aprendido de nuestros errores, si hemos sido listos, y si hemos sido más listos, de los errores de los demás. El error suele llevar aparejado un castigo y el acierto un premio, por eso nos esforzamos en no cometer el error. A veces, cuando lo cometemos, intentamos ocultarlo para no sufrir el castigo o lo que es peor se lo achacamos a otro, para que cargue con nuestro castigo. Benjamin Franklin decía:”Sólo el hombre íntegro es capaz de confesar sus faltas y de reconocer sus errores” La recompensa del hombre íntegro es aprender a ser mejor y que, en el fondo, sus errores se vean de otra forma por los demás. Es lo que llamamos “pedir perdón”. Condición indispensable para que el resto pueda ejercer el perdón.

La educación es clave para reducir los errores. Thomas Jefferson decía: “No se debe ser demasiado severos con los errores del pueblo, sino tratar de eliminarlos por la educación” Esto llevado al día a día, significa que cuando alguien comete un error debemos enseñarle todo sobre el error. Las causas, las consecuencias, cómo se produce, cómo  evitarlo… En la oficina, con nuestros hijos, con nuestros amigos, etc. Tened mucho tacto, ya hemos visto que a nadie le gusta que le corrijan un error. La segunda parte es: si alguien no sabe, no puedes exigir que haga las cosas correctamente, para exigir antes hay que enseñar.

Por último una frase de Shaw (escritor irlandés) “Los hombres se equivocan con más frecuencia por demasiado listos que por demasiado buenos” La soberbia lleva al error y la buena voluntad, con más frecuencia al acierto. Esforzaos al máximo en hacer las cosas bien, si falláis, analizad y aprended para intentarlo otra vez hasta acertar. No os desaniméis, estáis aprendiendo si hacéis vuestros mejores esfuerzos. Pedid perdón por vuestros errores. Sed indulgentes con los errores de los demás, si se han cometido después de un esfuerzo y han aprendido. Enseñad a los que no saben. Poned todos los medios posibles para evitar los errores, algunos pueden ser irreversibles. Pero sobre todo, piensa que tus errores y cómo los superaste, han moldeado más tu carácter que tus aciertos.


Diego Lias

domingo, 21 de septiembre de 2014

ÉXITO



Recientemente han muerto varias personas de renombre. Robin Williams famoso actor de Hollywood, se suicidó hace unas semanas. Emilio Botín artífice del crecimiento y expansión del Banco Santander falleció hace unos días y poco después Isidoro Álvarez, otra persona que ha hecho crecer su empresa hasta límites insospechados cuando la cogió. A todos ellos se les atribuye el haber alcanzado el éxito. Si preguntas a nivel histórico sobre personajes con éxito, la gente te dirá: Julio César, Alejandro Mágno, Napoleón…También hace poco, leí un artículo de una famosísima entrenadora personal americana. Lleva muchos años encumbrando directivos. Comentaba que a muchos de ellos les había acompañado a lo más alto, pero nunca era suficiente, incluso cuando eran los CEOs de importantes empresas, decidían cambiar de sector.

En una reunión de negocios con personas de otros países, que resultó transcurrir con una dinámica poco habitual, se habló mucho de valores y de las distintas religiones. Una de las personas con más peso preguntó: “¿Qué es para vosotros el éxito?” Si preguntáis lo mismo a alguien, veréis que casi nadie responde inmediatamente. Todos los ojos se van al techo, lo cual indica que nos lo pensamos antes de contestar. Es una pregunta con miga y que nadie acierta a decir una definición común y rotunda. Hablamos de ÉXITO con mayúsculas, éxito en la vida, no de éxito en el trabajo, con las chica/os, en el deporte, etc. ¿No os parece raro el que no nos paremos a pensar en ello siendo fundamental?

El diccionario de RAE en su primera acepción define Éxito como “Resultado feliz de un negocio, actuación, etc” y su segunda acepción “Buena aceptación que tiene alguien o algo”. A nivel popular, solemos hablar de “Tener” o “Ser” (en el sentido de posición).  Os daré mi definición:
“Éxito es ser feliz e inmortal. La clave: dar” (Diego Lias, filósofo de pacotilla)
Te habrás quedado tan a gusto, pensaréis algunos. Luego no me saquéis la frase de contexto y digáis que estoy a favor de ser vampiro. Os explico la teoría:

Feliz.


Lo dice incluso La RAE en su definición, Feliz. El Sr. Williams se suicidó, obviamente no era feliz. Parece que incluso buscó la felicidad en sitios donde no reside, como el alcohol y las drogas. Julio Cesar murió asesinado por los suyos… Conversando con un amigo sobre la muerte del Sr. Botín, yo comentaba que qué lástima que trabajara tanto y no hubiera disfrutado de lo que tenía. Había muerto sin dejar de trabajar en jornadas maratonianas a una edad a la que la gente suele estar jubilada. Me dijo algo que me hizo reflexionar “Seguramente a él ya no le importaba el dinero ni la posición, su gran pasión y lo que le hacía feliz era su gran proyecto del Banco Santander” no sé si estaba en lo cierto, pero si me hizo pensar. Mi forma de ver la felicidad puede no coincidir con la de los demás. A veces nos empecinamos en transmitir que para tener éxito, para ser feliz, tenemos que ser o hacer. Nos lo dice la sociedad, pero también se lo transmitimos nosotros mismos a nuestros hijos. Queremos que tengan “éxito” y les empujamos a cosas que no quieren hacer. Todo porque su padre y su abuelo fueron o porque yo soy y no quiero que sea. Es cierto que en determinados momentos, su juventud y falta de madurez nos puede hacer aconsejarles, ver sus potencialidades y ayudarles a desarrollarlos para que cuando decidan su destino, sea una decisión propia pero reflexionada. Al final, es importante que tomen sus decisiones, el que les guste su vida, será su felicidad.

Buscamos el éxito a costa de sacrificar lo que sea para llegar a él, dejando cadáveres y nuestra propia alma por el camino para luego llegar, como esos CEO de éxito, al espejismo y ver que allí no estaba la felicidad. Cada uno tiene su forma de ser feliz, pero en mi opinión la felicidad está en dar y lo que es casi lo mismo, compartir. ¿De qué te sirve Tener o Ser y no puedes compartir o dar? No hablamos de dinero. Hablamos de pensar en los demás y en qué puedes aportarles. Es más, cuanto más Seas o Tengas, tu obligación es mayor, porque tu potencial es mayor. Si eres inteligente, tienes posición social, una habilidad especial, poder, posibilidades… ¿Qué estas aportando a tus compañeros de trabajo? A lo mejor durante esta crisis, tus esfuerzos y malos ratos han ayudado a que la gente que te ha dado trabajo no pierda su empresa y a que tus compañeros puedan seguir teniendo un sitio donde ir a trabajar. ¿Te sientes orgulloso? Sentirse orgulloso te hace feliz. Eso es éxito. Compartir el trabajo de casa y hacer más fácil la vida en común, dando un poco de tu libertad, contribuye a ver a los demás felices y eso te hace feliz. Eso es éxito. Trabajar en miles de cosas pequeñas del día a día que contribuyen a hacer felices y a mejorar la vida de los demás, te hace feliz. También compartir conocimiento, alegrías, y las penas, apoyar a los que lo necesitan en los momentos duros, te hace feliz y un triunfador ¿Quién no quiere tener un amigo como tu al lado? ¡Sigue! Sigue pensando en todas las cosas que dando o compartiendo te hacen feliz de verdad, verás que también te hacen un triunfador.

Inmortal.


Mucha gente ha buscado el éxito como sinónimo de inmortalidad, pasar a la posteridad. Al final, la segunda definición de La RAE “tener buena aceptación”. Un reconocimiento, y si es posible, que dure por los siglos de los siglos. Algunos de los que he mencionado lo han conseguido. Para el resto de los mortales, sólo queda el olvido. En dos generaciones se habrán olvidado de nosotros y sólo seremos polvo en el viento. Pues esto que he dicho, no es cierto. Todos estamos llamados a alcanzar la inmortalidad. En Gladiator, Máximo dice: “lo que hacemos en la vida tiene su eco en la eternidad”. Estamos programados para transmitir nuestro ADN para que nuestra especie perdure, no es lo único importante. Lo importante es que con cada acción que realizamos, con cada frase que decimos, con cada ejemplo que damos, con cada conocimiento que trasmitimos y mejoramos, con cada valor que mostramos, dejamos nuestra impronta en los demás. No sólo se transmitirá, sino que puede que sea el germen de grandes cosas. Todo importa, cada acción. Hay frases que me han dicho que han marcado mi vida. Probablemente el que la dijo ni se acuerda. Quien dice frases, dice hechos y acciones. El conjunto de todo esto que se trasmite, incluyendo el arte, literatura, etc., conforma La Humanidad. Todas las grandes cosas provienen de pequeñas, hasta las grandes ideas comenzaron con un germen. No te creas poco importante. Una semilla aunque pequeña puede ser importante, lo que lleva dentro, dará su fruto. Es nuestra obligación, que las semillas que dejamos, sean capaces de dar frutos hermosos. Entonces seremos inmortales.

Hablad con la gente que se ha jubilado y preguntad que ha sido lo importante de su vida ahora que, en teoría y según el concepto generalizado, no pueden perseguir el Éxito. Veréis que su búsqueda no ha terminado y ven con más claridad lo que os he dicho. Siguen en busca de la felicidad y la inmortalidad, aunque ya no “trabajen”, ¿O no están ahí ayudando en todo lo que pueden y transmitiendo cada día? No busques el éxito en “Ser” y “Tener”, es un espejismo. Sed felices a través de hacer felices a los demás. Esforzaos cada día al máximo, hasta en las cosas más pequeñas. Romped los límites de vuestros propios límites. Con un trabajo bien hecho del que os sintáis orgullosos, construyendo y haciendo para vosotros, pero también para otros. Compartid, dad y transmitid, todo lo bueno que lleváis en vuestro interior. En “Salvad al soldado Ryan” el mensaje queda perfectamente dicho al final. Rayan, ya mayor y acompañado de toda su familia en el cementerio, hablando a la tumba del Capitan Miller: “He intentando vivir mi vida lo mejor posible…y haber sido digno y merecedor de cuanto se ha hecho por mí. (a su mujer) Dime que he vivido dignamente, que soy una buena persona. (Su mujer) Lo eres”. Cuando llegues al final y mires hacia atrás ¿Habrás sido feliz? ¿Te habrás hecho merecedor de todo cuanto se ha hecho por ti dando el 200%? ¿Qué habrás dejado para la posteridad que te haga ser inmortal? ¿Qué fue el Éxito? ¿Lo alcanzaste? ¡No te des cuenta de lo que es el éxito cuando ya sea tarde para alcanzarlo!

Diego Lias

miércoles, 17 de septiembre de 2014

PREGUNTA

¿Habéis pensado alguna vez en las preguntas como tales? Pues ya he hecho una. Toooodo está lleno de preguntas.

Estando mi mujer, mis hijas y mi suegra comiendo un día. Mi hija mayor dijo: “Mamá, lo de la reproducción que nos están explicando lo entiendo. Un espermatozoide de un hombre nada y nada hasta llegar al óvulo de una mujer que está dentro de ella y lo fecunda. Pero lo que no entiendo es ¿Cómo llega el espermatozoide hasta la mujer?”…Segundo de silencio…, mi mujer se atraganta, mi suegra pregunta que a qué clase de colegio llevamos a estas niñas, la pequeña mira a todas sin entender. Mi mujer, recupera la compostura y dice esa frase lapidaria “No te preocupes, que ahora mismo se lo preguntamos a papa” (paradón y balón fuera). Despacho de papa última hora de la mañana “Hola, ¿Qué pasa?”, “Nada, nada que tu hija te quiere hacer una pregunta…” Salvé la situación con un “No te preocupes cariño, que luego cuando llegue, te lo explico” ¡Como para explicar algo así por teléfono y en el despacho! Imaginaros la situación si entra alguien y estoy en medio de la explicación. Inocente de mí…, nada más abrir la puerta, al llegar a casa, estaba con su sonrisita esperando la respuesta. El resto es clasificado.

Desde bebés y sin ni siquiera hablar, ya preguntamos. Hummm ¿Qué será esto? ¿A qué sabrá? Voy a probarlo… ¡Nene! Caca, caca. Eso no se chupa. Paaaco, ya te has dejado en medio (lo que sea) y el niño lo está chupando. ¡Espectacular comienzo en la larga marcha para alcanzar el conocimiento! Necesitamos saber y conocer nuestro entorno. Lo desconocido nos da miedo. Luego, cuando le coges el “gustillo”, empiezas a hacerlo por curiosidad. Pero nunca dejamos atrás las preguntas de seguridad (son nuestras preguntas de agobios que no nos dejan vivir y no llevan a ninguna parte) Hay que pensar más en las de prosperar y hacernos preguntas a nosotros mismos para conocernos mejor.

Rabindranath Tagore dijo: “Hacer preguntas es prueba de que se piensa” Y puestos a pensar la gente se preguntó incluso qué preguntas se tenían qué preguntar, no sólo para alcanzar el conocimiento, sino además, para que fuera el correcto. Y una larga lista de mentes pensantes como Sócrates, Platón, Descartes, Pascal, Kant… han hablado y hablado sobre ello. El Pensamiento Crítico, La Filosofía Natural, El Método Científico, e incluso en nuestros días el Periodismo de Investigación surgen de estos pensamientos. En el mundo de la empresa el máximo exponente de métodos reglados y estructurados para alcanzar la verdad sobre una serie de preguntas, sería La Auditoría. J ¡No te rías! Hoy en día está muy cuestionada porque, en realidad, responde a preguntas distintas de lo que la gente piensa que responde, y porque en todas las profesiones siempre hay alguien que se pone al mundo por montera.

Las preguntas limitan nuestras respuestas, lo vemos con la auditoría ¿Qué te estás perdiendo de lo que no preguntas? Incluso nos permiten mentir en su faceta de “ocultar la verdad”. “Que no lo pregunte, que no lo pregunte. ¡Bien! No lo pregunto”  Y luego viene el “No lo preguntaste”. Antes de hacer una pregunta tienes que preguntarte todas las preguntas (¡Qué trabalenguas!): ¿Qué quieres saber? ¿Por qué debes preguntar? ¿Cómo debes hacerlo? ¿Cuándo debes preguntarlo? ¿Dónde debes preguntar? ¿A quién?

El “Qué” y “Por qué”, que parecen tan obvios, no lo son. Tienen todo que ver con centrar tus objetivos o metas, y nos perdemos mucho en este apartado. Damos muchas vueltas por no tener bien definido lo que buscamos. Párate a pensar, dirige los esfuerzos y serás más efectivo en llegar al conocimiento. John Ray (fundador de la botánica moderna) decía: “Un necio puede hacer en una hora más preguntas que las que un sabio puede contestar en siete años” y Einstein decía: “Si yo tuviera una hora para resolver un problema y mi vida dependiera de la solución, yo gastaría los primeros 55 minutos para determinar la pregunta apropiada, porque una vez supiera la pregunta correcta, podría resolver el problema en menos de cinco minutos” 

“Cómo”, tiene mil maneras. Su base es el poder de las palabras e influye en el tipo de respuesta. Buda dijo: “Existen cuatro maneras de responder preguntas. Hay preguntas que deben ser contestadas en forma categórica (Si/No). Hay preguntas que deben ser respondidas con una respuesta analítica. Hay respuestas que deben ser respondidas con una contrapregunta. Y hay preguntas que no deben ser respondidas” Cómo formulemos la pregunta, nos llevará a un tipo de respuesta. Definitivamente no queremos llegar al último tipo. No es lo mismo decir: ¿Tienes un rato para que veamos porqué han salido las cosas mal? A decir ¿Cuándo tengas un rato me puedes explicar porqué cada vez que haces algo “la cagas”? La respuesta y la predisposición del que responde, me temo que puede cambiar. No sólo preguntamos con preguntas. Las conversaciones, bien llevadas, nos proporcionan mucha información y a veces son más efectivas que una pregunta directa.

“Cuándo”, “Dónde” y “A quién”. Fallar en esto es lo que llamamos una “pregunta inoportuna” y nos reímos mucho cuando viene de un niño, como en el ejemplo, o cuando se hacen chistes, que hay un montón. Pero parece que no lo hemos aprendido todo desde que éramos pequeños y seguimos “liándola”. Una persona hace una entrevista de trabajo, va fenomenal y cuando está despidiéndose suelta “Y… ¿Qué es lo que hace la empresa?” Estas y otras muchas, hacen que todos los días se arruinen proyectos, se pierdan ventas o termines durmiendo en el sofá.

Cuando somos pequeños estamos llenos de preguntas. Pero nos hacemos mayores y parece que lo perdemos poco a poco. El problema es que la rutina nos da sensación de seguridad y mata la curiosidad. En la empresa, la automatización y la estandarización de procesos llevan a la eficiencia, es la rutina de la empresa. Aunque alguien haga una actividad rutinaria, debe conocer y preguntar para desarrollarla bien y entender. ¿Qué? ¿Cómo? ¿Por qué?... Es más, el dar la libertad para hacer estas preguntas, lleva a otro tipo de preguntas como ¿Y si? Este tipo de preguntas son las que pueden optimizar los procedimientos o incluso plantear un cambio total que lleve a una eficiencia superior. Esto en rutinas, no digamos ya en creatividades mayores.

No limitéis la potencia ni la creatividad de vuestra empresa, hijos, amigos… restringiendo las preguntas. No tengáis vergüenza “El que pregunta se muestra como ignorante una vez, el que no pregunta es ignorante toda su vida” (Proverbio Chino). No tengáis miedo: A veces no queremos saber (por ejemplo ir al médico) y cuando no tenemos más remedio, la respuesta puede ser peor. No formuléis vuestras preguntas sin pensar, pues también muestran vuestra inteligencia y prudencia. Las preguntas llevan al conocimiento y el conocimiento es poder. Es poder de ayudar, como un médico, es poder de convencer, es poder de enseñar, es el poder de la verdad, es el poder de… De ser capaces de hacer las cosas bien en beneficio de todos. Preguntar es una actitud y un deber. ¡Pregunta!

Diego Lias








martes, 9 de septiembre de 2014

CONVERSANDO CON LA MIRADA


Cuando eres pequeñito y te enseñan las partes del cuerpo, es muy habitual que te digan al llegar a los ojos“¿Y para que sirveeen? ¿Paraaa? Para veeer, ¡muy bieeen! (con el soniquete típico que le ponemos a los niños como si fueran tontos) Estupendo, dando información parcial. Los ojos no sólo sirven para ver, sirven para hablar, pero de una manera mucho más compleja, porque una mirada puede contenerlo todo. Va más allá de hablar, es emoción y sentimiento contenido en el mensaje. Con los ojos emites y recibes amor, alegría, tristeza, complicidad, ira, frustración, indiferencia, burla, amabilidad… en general todos los sentimientos humanos y además las frases no dichas.

Cuando era un adolescente, me apunté a baloncesto. ¡Cuánto aprendí y lo que me ha servido más tarde! Y nada relacionado con una pelota. Entre otras cosas, me enseñó mucho autocontrol. Era un adolescente con bastante carácter y un gran orgullo (mala combinación). En menos de un año, me mostraron como canalizarlo y utilizarlo para conseguir cosas positivas, fundamentalmente con el amor propio y esfuerzo.  El tigre, aunque controlado, sigue ahí. No es malo, pero lo digo porque en una ocasión, me ocurrió una cosa curiosa. Sucedió durante un partido y no lo he visto nunca más. Me expulsaron sin hacer ni decir nada. Cuando le pregunté al árbitro, me dijo que era por mirarle mal. ¡Cómo le miraría para expulsarme! Me parece que me pasé con la conversación visual. Sin querer vio al tigre. Aunque contenido, se asomó a mi mirada y algún rugido le debió de sugerir (ni os cuento lo que pasaba por mi mente en ese momento)

Se ha estudiado mucho el comportamiento humano relacionándolo con cómo movemos los ojos, dónde miramos, el tamaño de la pupila, etc. Psicólogos como Ralph Exline, antropólogos como Edward Hall o Adam Kendon biólogo y psicólogo experimental, son algunos investigadores. Se han descubierto infinidad de cosas aplicables fuera y dentro de la empresa. Estos descubrimientos se han adaptado a técnicas utilizadas en las reuniones, en negociaciones, en el día a día e incluso y en la selección de personal. Por ejemplo, se descubrió que donde se dirige la mirada, marca los turnos del habla. Cuando escuchas, miras fijamente. Cuando vas a hablar, desvías la mirada justo antes y luego no fijas la mirada en el que escucha, solo ocasionalmente. Cuando vuelves a fijar la mirada, indicas que es su turno. En entrevistas, o incluso negociaciones, si quieres que la otra persona se ponga nerviosa y hable más de la cuenta, alteras el orden. El entrevistado termina, pero se encuentra con que sigue la mirada fija en el. Como el entrevistador no solo no habla, sino que además está mirando fijamente, el entrevistado siente presión sobre continuar hablando. El fijar la vista y callar es la pose del que escucha, por eso, genera una situación incómoda y en muchas ocasiones hace que continúe hablando más de la cuenta.

Si no nos miran, no hablamos. Necesitamos que nos miren para empezar a hablar. Pensad en alguien ante una audiencia, cómo reclama la atención y hasta que el auditorio no mira, no comienza. Donde has nacido, importa. Un americano evita la mirada directa a personas desconocidas en sitios multitudinarios, mientras que un israelita te mira de arriba abajo. Esta situación puede incomodar a ambos porque se interpreta de diferente manera. Las mujeres y las personas más afectivas, miran más que los hombres y las menos afectivas. Las miradas directas nos hacen sentir expuestos y vulnerables. Además tienen muchas veces connotación sexual. Si tus pupilas se dilatan ante un acontecimiento o una visión, demuestra que te llama la atención. Dependiendo del contexto puede indicar mentira, que te gusta lo que ves, etc. Si mantienes poco la mirada, denotas inseguridad. Si lo haces demasiado, eres maleducado e incomodas a los demás…

Son mil cosas a tener en cuenta, muchas en contexto y que requieren un entrenamiento estupendo y una vista de águila cuando, por ejemplo, quieres ver las pupilas a alguien. No podemos controlarlo todo conscientemente. Hay un experimento que me llamó la atención. Se midieron las ondas cerebrales de un grupo de monos. Cuando un hombre les miraba, las ondas se alteraban y además parecían deprimidos. Lo sorprendente es que si el hombre permanecía oculto, el efecto era el mismo cuando les miraba fijamente. ¿Cómo podían saber o sentir que les miraban? Hay muchas cosas que quedan por explicar y estoy convencido la ciencia irá encontrando explicaciones. Hay incluso teorías de que los ojos son una extensión del cerebro al estar tan próximamente ligados y que muestran cómo funciona o reacciona nuestro cerebro, por ejemplo con la dilatación de las pupilas al indicar que algo te gusta.

Intento siempre utilizar la lógica, pero en las miradas, reconozco que muchas explicaciones se me escapan. Cuando no tienes explicaciones puedes caer en otro tipo de teorías folclóricas, como el mal de ojo y cosas por el estilo. Las miradas son tan a menudo tan rápidas que cómo es posible que podamos captar tanto. Os diré mi teoría no científica, me da vergüenza porque soy de ciencias y no me encuentro cómodo con definiciones no palpables:

“La pasión es la iluminación que proyecta nuestra alma a través de la mirada para que sea visible a los demás” Diego Lias (Filósofo de pacotilla)

¿Os habéis fijado en un líder innato, cómo transmite a los demás? Sus ojos “enganchan” con su mirada ¿Habéis visto cuando una mujer se ha enterado de que se ha quedado felizmente embarazada? Su mirada “brilla” con más intensidad por la alegría. ¿Habéis visto la “calidez” de la mirada de compasión de un cooperante en un desastre? ¿Habéis visto las últimas palabras de alguien en su mirada al morir? ¿Habéis sentido el miedo cuando alguien os ha mirado con odio? ¿El vacío con una mirada de indiferencia? ¿El frío con una mirada fulminante?  ¿A que de todas estas situaciones, principalmente recordáis la mirada? No sé cómo, pero una persona sin pasión se vuelve gris y sus ojos no transmiten nada, incluso las drogas vacían la mirada. Mi recomendación es que si queréis establecer una comunicación especial con los demás, viváis la vida con pasión porque proyectareis vuestra alma y seréis capaces de tocar el alma de los demás. Pero hacedlo para el bien, porque también se pueden proyectar los malos sentimientos, como el odio, que es fruto también de una pasión, pero negativa. No proyectéis el lado oscuro, no tocareis el alma de los demás, la estrujaréis.

Poned pasión a la vida de una forma positiva, proyectad todo lo bueno de vuestra alma, tocad y motivad a los demás. Empezad a volver a conversar con la mirada con vuestro marido, esposa, hijos, amigos. No os paréis, seguid, seguid en el trabajo, en la calle... Conversad con la mirada.


Diego Lias






martes, 2 de septiembre de 2014

PEREZA Y VAGOS


Fin de las vacaciones. Vuelta al trabajo, al colegio, a las obligaciones. ¡Qué pereza! Quien diga que no lo ha dicho jamás, miente o es de otro planeta. ¿Somos todos una panda de vagos? Creo que no. Una cosa es la tentación y otra caer en el vicio. Para mí, Pereza es la tentación de hacer el vago y Vago es ser holgazán, poco trabajador, negligente, tediosos, descuidado, flojo, lento…
Cuando mis hijas empezaron a multiplicar, me inventé una historia para que comprendieran que es una multiplicación: Había un hombre que se pasaba todo el día sumando y sumando, y siempre eran las mismas cantidades, porque el producto venía en cajas con las mismas unidades. Se le oía constantemente “Seis mas seis doce, mas seis dieciocho, mas seis veinticuatro, mas…”Había veces que llegaba hasta 3.630.000. Eso suponía una columna de suma de 605.000 números de 6. Harto de perder el tiempo, porque tenía cosas mejores que hacer, y cada día le daba más pereza hacer las sumas, se le ocurrió inventar la multiplicación. Lo que tardaba días enteros en sumar, lo pudo hacer en un minuto. Ahora hacía muchas más cosas en un día y más divertidas que sumar. Probablemente, no se inventó así, ¿quién sabe?, a lo mejor eran cajas de ocho. Cosas como esta, la invención de la rueda y otras por el estilo, estoy convencido de que provienen de una correcta gestión de la pereza, buscando ser más eficiente. En las empresas ocurre mucho cuando se optimizan procesos. ¡Lo que hacemos por no trabajar en cosas que no nos gustan y lo que avanza el mundo por esto! Eso, si lo enfocamos bien. Si lo enfocamos mal, no contaremos las unidades, o lo haremos mal, o se lo “encasquetaremos” a otro, o… Aquí hay casi más imaginación que cuando se enfoca bien ¡Cuánto talento desaprovechado en formas de escurrir el bulto!
Las funciones repetitivas, las que pueden generar conflicto, las que requieren un esfuerzo adicional… son ejemplos normales de tareas que nos pueden producir pereza y que intentamos posponer “para cuando tenga más ganas”, “esté menos cansado”, etc.  En la empresa hay mil cosas que encajan y en la vida cotidiana también. Ordenar todos los expedientes del mes, llamar la atención a alguien, planchar… Ahora se ha puesto de moda llamarlo “Procrastinar”(1) en vez de posponer. Pospones hasta que ya es demasiado tarde, pospones hasta el último minuto. Todo puede acabar en desastre, por no hacerlo o por hacerlo mal, y encima hay que deshacer lo hecho y volverlo a hacer (si se puede). Añade, además, el estrés que genera tener una tarea pendiente. Aunque quieras, no se te va de la cabeza. ¿A que todos nos acordamos, cuando íbamos al cole, de ese domingo en la cama dándole vueltas a algo que no habías hecho y que te pedirían el lunes? Pues nos pasa lo mismo ahora. A lo mejor no te das cuenta, pero ese mal humor que llevas últimamente a cuestas, son las pequeñas cosas varias que no te quitas de en medio.
Mal humor, y cosas peores. La pereza, si no se vence, se convierte en vicio, el de ser vago. El cuerpo te pide no hacer nada, descansar. Cuando estás cansado, es bueno, pero si no es así, si es por pereza, te lo pide el cuerpo para evitar el dolor. ¿Dolor? Sí, de hacer algo que no te apetece. Cuidado porque si te quedas quieto, es como los músculos con una lesión, si no los mueves por dolor, te anquilosas. Cada vez te apetecerá hacer menos y te costará más. Parado no vas a ningún lado ¿verdad? Dejarás de ver mundo y entrarás en una situación de apatía y posiblemente pueda derivar en una depresión por falta de objetivos en tu vida. Esto es llevado al extremo, pero es un peligro real. Hay mucha gente que no le gusta su trabajo. Cada día le cuesta ir a trabajar, están apáticos, cometen errores, no les consideran, su vida es miserable… En realidad han entrado en la rueda que se autoalimenta. Por sí mismos o con ayuda deben salir del círculo vicioso.
Hay veces que el entorno en la empresa, tus jefes directos, los compañeros, pueden incluso llevarte a esas situaciones y convertirte en un vago. Te hacen sentirte sin motivación, objetivos e incentivos, lo cual te lleva a la pereza y a la vagancia. Puede ser muy duro, pero no una excusa para no hacer el trabajo. Haz bien tu trabajo, el que los demás hagan cosas mal, no es excusa para que tu las hagas. Tu autoestima, tu honor y el ir con la cabeza alta, vale más que ellos. Aunque no va con el tema, no puedo dejar pasar este comentario, si soy un directivo que permite estas situaciones, debería pensar en mi futuro y en el de la empresa. Como siga así, no tendré ni futuro, ni habrá empresa. O reflexiono y cambio, o terminaré con gente sin orgullo que se han convertido en vagos, y además, enfrentado a una competencia que tiene a los que fueron los mejores de mi empresa.
Cuando me convierto en un vago, soy perjudicial para los demás, por eso es de justicia que deje de serlo. Robo a la empresa y a mis compañeros porque tienen que asumir mis tareas inacabadas o mal hechas. En casa, seguro que tenemos que hacer también algo que alguien no ha hecho. Igual que el buen ejemplo, el mal ejemplo se expande y puedo contagiar a mis compañeros “Si él no lo hace ¿Por qué tengo que hacerlo yo?”. Un buen jefe será capaz de darse cuenta, entender que es lo que sucede, las causas (analizándose incluso él y la empresa), reconducirlas y en casos extremos, despedirme porque soy una persona “toxica”, por justicia hacia los demás y por productividad. Las repercusiones de mi comportamiento, e incluso de mi despido, pueden ser devastadoras en mis relaciones con mi familia y amigos.
El ser vago, como he dicho, es un vicio. Los vicios parecen buenos al principio, pero son malos (hemos hecho un repaso de las consecuencias). No hay que cogeeeerlos, que luego es muy difícil dejaaaarlos. La receta que hemos oído siempre, no es fácil y está simplificada: Contra pereza, diligencia. La completa es: contra Pereza, Diligencia, y Constancia, y Control, y Coraje, y Decisión, y Esfuerzo, y Fortaleza, y Hábito, y Justicia, y Madurez, y Superación, y Orden, y Perseverancia, y Responsabilidad, y Sacrificio, y Voluntad, y…

Os doy otra receta, pero esta para vagos, lo de antes suena complicado: Piensa que la mayoría de las cosas que te dan pereza, son como la vergüenza, cuesta arrancar, pero en menos de 10 minutos las has superado (una llamada de teléfono, por ejemplo). El control de tu percepción, es la única barrera. No son montañas, son montículos. Empieza a andar sin pensar que andas, disfrutando del paisaje y lo superarás todo. Hazlo fácil, ve al siguiente montículo y al siguiente, pero siempre sabiendo en qué dirección vas. Disfruta y siéntete orgulloso de cada montículo conquistado. Cuanto más andes, menos te costará andar, serás más fuerte. Se eficiente para que no se te haga eterno el camino, no andes dando vueltas sin ir a ningún lado, te terminarás sentando. A veces, hay obstáculos que salvar, o posibilidades de acortar, se ingenioso para acortar y no perder más tiempo del necesario. Evalúa bien los obstáculos, a veces por mucho que lo intentemos fallamos al sortear el obstáculo. Obstinarse o el fracaso te puede dejar parado, busca otros caminos para llegar si fuera necesario. Mira atrás cuando descanses. Fíjate en todo lo que has recorrido porque venciste la pereza y te pusiste a andar. ¡Ya has descansado! ¡Eeeeeeh! Que si no vences la pereza, no empiezas a andar y te pierdes todo lo que te espera en el camino. ¡Arriba perezoso! ¡Hoy es un nuevo día y me voy a comer el mundo! ¿Quién dijo pereza?
Diego Lias

 (1)    Información para los aficionados a los “palabros”: Procrastinar proviene del latín “procrastinare”, la utilizan más los de habla inglesa porque queda muy culto. Las palabras de origen latino son muy cultas en inglés “procrastinate”. Como ahora importamos lo que viene del habla inglesa (queda también más culto)… vuelta completa, ya que esta palabra sí existe en español pero no se utilizaba. Así somos cultos al cuadrado. Recomiendo utilizar “posponer” si queremos que todos nos entendamos, salvo que quieras dejar al otro “ojiplático” diciendo que sí, como si lo entendiera.