martes, 26 de mayo de 2015

Lo obvio y lo simple


María y Paco decidieron hacer una escapada para disfrutar de la naturaleza un fin de semana. Cogieron todo lo necesario para la acampada, caminaron hasta llegar a un sitio espectacular y acamparon. Paco sorprendió a María con una cena romántica a la luz de la linterna y ya cansados del día, se fueron a su tienda a dormir. Durante la noche María despierta a Paco y mirando al cielo le pregunta.  ¿Paco, que ves?  Millones y millones de estrellas, contesta Paco. Y ¿qué te dice eso Paco? Volvió a preguntar María. Tras unos segundos, con al mirada perdida, Paco responde… ¡Tantas cosas María!...Que hay millones de galaxias y planetas, incluso puede que haya vida inteligente, que Júpiter está en Capricornio, que pueden ser las dos de la mañana, que parece que tendremos buen día mañana… que somos tan insignificantes en este universo María… ¿Y tú? ¿Tú que ves María?  María mira a los ojos a Paco y le contesta: Paco, la verdad es que no sé por qué te quiero tanto. ¿Es que no te has dado cuenta de que nos han robado la tienda de campaña?

¿Cuántas veces complicamos el análisis de una situación y su solución sin darnos cuenta de lo que tenemos delante de nuestras narices. Este chiste que ilustra lo obvio y lo simple no es un hecho aislado que sólo ocurra en los chistes. Desgraciadamente sucede de forma habitual en nuestras vidas y en las empresas, hasta en las que tienen más “materia gris por centímetro cuadrado”. La NASA se encontró con un problema a resolver. Los bolígrafos no funcionan con gravedad cero. Se invirtieron 6 años y 12 millones de dólares en desarrollar un bolígrafo que funcionara. Por cierto, se lo regalamos a mi padre hace un par de años, ahora se comercializa imagino que para recuperar la inversión, espero que no tenga que utilizarlo en las condiciones para las que fue diseñado. El caso es que los rusos tenían el mismo problema y lo que hicieron fue utilizar un lápiz.

Estas tonterías que hacemos de vez en cuando se basan en “El Paradigma” (suena importante). Un paradigma es un conjunto de premisas en las que se basa el funcionamiento de un sistema y explican su funcionamiento (vamos, dicho llanamente: las reglas). Pueden ser supuestos básicos o creencias. El paradigma puede variar, por demostrarse como no válidas alguna de sus premisas o por cambios en el diseño del sistema. Lo que se desprende de esto es que muchas de las limitaciones a la solución de los problemas las inventamos nosotros sin ser reales y por lo tanto, para dar solución al problema, lo complicamos todo intentando pasar estas barreras que no existen.


Salir de la “burbuja” y ver desde fuera el problema para comprender lo obvio y desentrañar la simplicidad, no es fácil. Estamos limitados por dos elementos fundamentales:
  • Nosotros: los rasgos de la personalidad; los estilos de afrontamiento, generando patrones de conducta sobre situaciones aprendidas anteriormente; y nuestro estilo cognitivo definen nuestra forma de analizar los problemas y darles solución. Al mismo tiempo que son la solución, en ocasiones, son nuestra limitación. En definitiva, que quienes somos, nuestra experiencia y nuestra forma de percibir limita y orienta la solución. La trilogía “Divergente” (Verónica Roth) serie de libros juveniles de ciencia ficción hace una abstracción justo de lo que comentamos. La sociedad está dividida en “Facciones” que aglutinan a personas con personalidades y cualidades similares. Para definir a que facción pertenece cada persona, se realizan unas pruebas en las que la forma de resolver situaciones críticas les define. Un “divergente” es aquel que es capaz de afrontar los problemas con la aproximación más adecuada a cada problema porque es capaz de tener todas las perspectivas y no se define como una en concreto. Por supuesto hay muy pocos y además están perseguidos (ese es otro tema). Lo normal es que no tengamos todas las perspectivas, la solución es apoyarnos en los demás. Equipos de trabajo con diversidad o lo que hacemos muchas veces, pedir consejo para ver otros puntos de vista. Esto no nos evita tener que dar un paso atrás y ver con “distancia “ el problema. Lo que hace, es que al empezar a ver otros puntos de vista, empezamos a alejarnos.  Nosotros mismos somos los que nos damos cuenta de nuevos puntos de vista, diferentes a los nuestros o a los de los consejos.
  • Los recursos disponibles: Para cruzar un río, las soluciones pueden ser infinitas. Unas más complicadas que otras, dependerá de los recursos y como los utilicemos. Cuantos más recursos tengas, más fácil puede hacerse la solución; si tienes un puente cruzas fácilmente. Si no has superado el escollo de “Nosotros“, aunque tengas un puente, te puede dar por hacer un sistema de tirachinas gigante con una red que te recoge al otro lado. De cualquier forma no subestimemos la falta de recursos, los principales recursos son tu ingenio y tu motivación (ver artículo “Sin recursos”)

“En igualdad de condiciones, la explicación más sencilla suele ser la correcta”  Es el famoso Principio de economía o de parsimonia, coloquialmente conocido por “La navaja de Ockham” Un concepto anticuado y rebatido por multitud de científicos, aunque yo creo que Guillermo de Ockham (1280-1349) lo formuló más desde un punto de vista filosófico que científico. La ciencia admite que puede ser el más probable, pero no tiene por qué ser la verdadera.


Como nos movemos en el mundo de las personas y las empresas y de ciencia tenemos poco (alguno me tirará piedras por decir esto), voy a romper una lanza a favor de lo simple, sin dejar de reconocer que a veces las cosas pueden necesitar complejidad. La experiencia es también una gran maestra. Permitidme concatenar varias frases de Steve Jobs (sus equipos han resuelto algunos problemas y han traído alguna que otra idea imaginativa): “Cuando comienzas a intentar resolver un problema, las primeras soluciones que se te vienen a la cabeza son muy complejas y por eso la mayor parte de la gente se queda parada cuando llega a este punto. Pero si sigues, vives con el problema y pelas más capas de la cebolla, llegas a menudo a soluciones muy elegantes y muy simples... concentración y simplicidad. Lo simple puede ser más difícil que lo complejo. Tienes que trabajar duro manteniendo tu mente clara para hacer las cosas simples. Vale la pena llegar hasta el final con esto, porque cuando terminas puedes mover montañas. La innovación (resolver un problema de forma imaginativa y nueva) no tiene nada que ver con cuántos dólares has invertido en I+D,… no es un tema de cantidades, sino de la gente que posees, cómo les guías y cuánto obtienes.

Las empresas, que hoy en día no pueden funcionar sin la informática ni las bases de datos, saben muy bien que una base de datos mal diseñada ralentiza los procesos. Un buen diseño es el diseño más simple posible para obtener el resultado deseado.

Nos empecinamos en vivir vidas complicadas, a veces nos las hacen y otras las hacemos. Perdidos en la complejidad de los problemas estos se nos presentan irresolubles o con soluciones muy complicadas. Cuando se llega a lo básico, a lo simple, descubrimos lo obvio. No tengo que hacer un mundo porque mi hija no recoja la habitación, en todo lo demás es una buena niña, no es tanto el problema. ¿La solución al problema interno en la empresa es muy complicado por el problema en sí o porque hay una serie de premisas en el paradigma que son de intereses personales? ¿Hemos trabajado la solución lo suficiente o es complicada por falta de trabajo? El poner en marcha una solución simple, hace que sea más fácil de ejecutar y por lo tanto su éxito más probable. Trabajemos duro para hacer simple lo complejo porque es verdad que se pueden mover montañas.



Diego Lias

1 comentario:

  1. Que gran artículo. Para ser simples primero hay que ser humildes....Empecemos a mover montañas!!!

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