“Ayer dejó de trabajar el último humano”. El holograma de un antiguo
presentador de televisión que incluso murió hace años, da la noticia. “Antonio
Gómez, fue sustituido ayer por una máquina. Con esto se completa la sustitución
universal del hombre por la máquina” continúa diciendo el holograma con forma
de presentador en el noticiario.

Parece extraído de un libro de
ciencia ficción, pero sería el posible destino final de la carrera tecnológica
según las últimas tendencias sobre tecnología y trabajo que se mueven en los
medios, si lo llevamos al absurdo. Un libro en especial, “The Second Machine
Age” (2014), escrito por dos investigadores del MIT, Andrew McAfee y Erik
Brynjolfsson, así como otra serie de estudios de prestigiosos autores como Carl
Benedikt y Michael A. Osborne, o incluso declaraciones del mismísimo Bill Gates
(que ha demostrado haber sido un visionario en anteriores ocasiones), nos dan
la mala noticia. Se ha generado un gran revuelo. Extendido y magnificado en
periódicos y revistas de reconocido prestigio, también en las redes sociales.
¡Dios mío, es el fin del mundo! ¡Cómo nos gusta y cuanto vende el apocalipsis!
Si no trabajara nadie porque nos sustituyeran las máquinas, una de dos, o se
había terminado el castigo de Dios del trabajo al expulsarnos del paraíso y estamos
en un nuevo orden económico mundial (todo es gratis) o no existiría la
humanidad. Tampoco las máquinas tendrían sentido porque no habría demanda. Si
nos han despedido a todos, ¿quién compraría los productos y servicios? Me gusta
llevar las cosas al absurdo, a veces ves las cosas mejor.

Sin embargo, existen otras voces
que critican estas tesis, incluso en el MIT como David Autor, que califica el
problema de la caída del empleo como un “un gran puzle” o Richard Freeman de
Harvard, que lo ve como un “enredo” en el que juegan otros muchos aspectos. Y
es que la polémica surge principalmente de correlacionar el empleo con la
productividad. McAfee y Brynjolfsson, consideran que tradicionalmente el empleo
se incrementaba en relación con la productividad. El que ahora no lo haga, se
debe a que la tecnología está sustituyendo al empleo.
Me imagino, cuando inventaron la
rueda, a miles de porteadores reclamando la destrucción de la misma porque con
un carro se hacía el trabajo de varios porteadores; y además, más rápido y con
menos roturas. Esto que me he inventado, es lo mismo que sucedió durante la
revolución industrial. En 1779, según la leyenda, Rey Ludd destruyó un telar
porque estaban acabando con el trabajo de los artesanos. Aparte de convertirse
en un Robin Hood de la época, dio lugar al “ludismo” movimiento contra las
máquinas. Claro que si nos hubiéramos quedado con el nombre del de la rueda, se
habría llamado de otra forma.

No es el capitalismo, ni otras
teorías las que introdujeron las ideas de Eficacia, Eficiencia y Productividad,
cuando inventaron la rueda, son conceptos inherentes al progreso. Eficacia:
Conseguir metas. Eficiencia: con la menor cantidad de recursos. Productividad:
mucho producto o servicio en el menor tiempo posible. La tecnología nos permite
dedicar menos recursos para conseguir una meta y además en mayor cantidad. La
rueda es tecnología, es una herramienta. Su uso y el uso de los recursos dependen
del hombre. Puedes usar la rueda para montarla en un carro de guerra o para
montarla en una carreta de transporte. Puedes utilizar a los porteadores
excedentes en sembrar, si les enseñas, y así obtener más producto para llevar
en el carro; o puedes dejarles a su suerte para que se mueran de hambre o
busquen otras cosas que hacer.

La tecnología forma parte del
desarrollo humano. Es imparable, salvo que un animal nos meta en una guerra y
nos lleve a la edad de piedra. La tecnología bien utilizada, nos hace
desperdiciar cada vez menos recursos, aporta mayor bienestar a la humanidad,
amplía las posibilidades a la población mundial… ¿Cómo podemos despreciar
tecnologías que ayudan en los diagnósticos y decir que harán falta menos
médicos cuando una gran parte de la población mundial está desasistida? ¿Cómo
se puede criticar un medio que ha enseñado a un niño de un país subdesarrollado
a ser un virtuoso de la música simplemente por tener acceso a vídeos de cómo
tocar un instrumento. A nivel de empresa, te hace ser pionero, o más eficiente
que la competencia. Te ayuda a sobrevivir. A nivel personal te da la
oportunidad de que el mundo sea un poco más pequeño. Te acerca a personas,
ideas e incluso productos que jamás soñaste. Además hace que cada vez sean más
accesibles al abaratar sus costes y precios.

La cruz de la moneda es el
desempleo y su mala utilización. Hemos visto en televisión el conflicto
generado en muchos sectores por estas reconversiones, minería, altos hornos, agrarias,
etc. Y otras muchas que han pasado inadvertidas, ¿A que ya no se ven casi sitios
a pie de calle donde alquilar películas? ¿Qué ha pasado en el sector de las
agencias de viajes? ¿Dónde está toda esa gente que estaba a pie de calle
buscándonos vuelos o destinos? Muchos han sido sustituidos por máquinas y se
han tenido que reconvertir para poder sobrevivir. En las reconversiones
mediáticas se reconducen mediante formación al personal excedente o lo que
suele ser más normal, se les da un subsidio. En otros casos menos mediáticos se
las “apañan como pueden”. Es un desperdicio social enorme y un problema a
abordar. Las reconversiones irán en aumento, la tecnología avanza cada vez más
deprisa y todo se vuelve obsoleto más rápido. Hay empresas que forman constantemente
a sus trabajadores (a nivel mundial las menos), otras sólo forman a sus
trabajadores “productivos”, dejando a los “improductivos” fuera (gran error).
Es una lástima decirlo, pero la autoformación es fundamental para no perder
valor en el mercado como profesional y quedar apartado. Aprovechad las
oportunidades que dan internet y los libros si no os podéis permitir cursos. Un
niño se ha convertido en virtuoso. ¿Por qué vosotros no? Voluntad.

Este miedo que produce la
tecnología a dejarte apartado, hace que incluso a nivel directivo, la oposición
al “progreso” sea frontal. Ya seas sustituido por la máquina o porque no te
adaptas a su manejo. Los cambios son boicoteados y la empresa pierde el ritmo.
La competencia que sí se adaptó, nos sobrepasa. A la larga, todos sin empleo.
Hablando hace unos días con un amigo, ahora que parece que estamos saliendo de
la crisis, muchas empresas están evaluando a su personal para saber si son
flexibles a los cambios. Se están dando cuenta de lo crucial que es para sobrevivir.
Personal a sustituir, si es flexible y con potencial, es aprovechable en otras
áreas; el que no lo es, es desechado.
La demanda está estancada y
parece un problema más de la ecuación. En mi opinión va a cambiar. La
tecnología ha enseñado otro mundo a los países menos ricos y quieren
participar. Ahora se están produciendo desajustes como en el trabajo durante la
Revolución Industrial. La presión, que es imparable, hará que poco a poco se
acople la incorporación de más gente y aumente la demanda. La gestión de esta
transición será clave para dirimir si esta es traumática o no.

Hay muchos otros aspectos como
las inversiones, su coste, su amortización… parece técnico pero es clave para
no equivocarse a la hora de tomar decisiones de compra en tecnología y ser
productivos, eficientes y eficaces. Hay tecnologías que pueden no serlo. Otros aspectos
quedan en el tintero por no alargar.
No podemos dar la espalda a la
tecnología y ser unos “luditas”. Cuidado con los miedos, los cambios crean
nuevas necesidades, nuevos oficios y nuevas oportunidades. Tenemos que
encontrar soluciones para aprovechar mejor nuestros recursos y tratar mejor a
nuestro planeta, soluciones para ser más flexibles y adaptarnos mejor a los
cambios sin tener costes asociados como los sociales, soluciones para que la
calidad de vida de las personas mejore ¿Para qué queréis que sirva la rueda?
Diego Lias
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