Fin de las vacaciones.
Vuelta al trabajo, al colegio, a las obligaciones. ¡Qué pereza! Quien diga que
no lo ha dicho jamás, miente o es de otro planeta. ¿Somos todos una panda de
vagos? Creo que no. Una cosa es la tentación y otra caer en el vicio. Para mí,
Pereza es la tentación de hacer el vago y Vago es ser holgazán, poco
trabajador, negligente, tediosos, descuidado, flojo, lento…
Cuando mis hijas
empezaron a multiplicar, me inventé una historia para que comprendieran que es
una multiplicación: Había un hombre que se pasaba todo el día sumando y
sumando, y siempre eran las mismas cantidades, porque el producto venía en
cajas con las mismas unidades. Se le oía constantemente “Seis mas seis doce,
mas seis dieciocho, mas seis veinticuatro, mas…”Había veces que llegaba hasta 3.630.000.
Eso suponía una columna de suma de 605.000 números de 6. Harto de perder el
tiempo, porque tenía cosas mejores que hacer, y cada día le daba más pereza
hacer las sumas, se le ocurrió inventar la multiplicación. Lo que tardaba días
enteros en sumar, lo pudo hacer en un minuto. Ahora hacía muchas más cosas en
un día y más divertidas que sumar. Probablemente, no se inventó así, ¿quién
sabe?, a lo mejor eran cajas de ocho. Cosas como esta, la invención de la rueda
y otras por el estilo, estoy convencido de que provienen de una correcta
gestión de la pereza, buscando ser más eficiente. En las empresas ocurre mucho
cuando se optimizan procesos. ¡Lo que hacemos por no trabajar en cosas que no
nos gustan y lo que avanza el mundo por esto! Eso, si lo enfocamos bien. Si lo
enfocamos mal, no contaremos las unidades, o lo haremos mal, o se lo
“encasquetaremos” a otro, o… Aquí hay casi más imaginación que cuando se enfoca
bien ¡Cuánto talento desaprovechado en formas de escurrir el bulto!
Las funciones
repetitivas, las que pueden generar conflicto, las que requieren un esfuerzo
adicional… son ejemplos normales de tareas que nos pueden producir pereza y que
intentamos posponer “para cuando tenga más ganas”, “esté menos cansado”, etc. En la empresa hay mil cosas que encajan y en
la vida cotidiana también. Ordenar todos los expedientes del mes, llamar la
atención a alguien, planchar… Ahora se ha puesto de moda llamarlo “Procrastinar”(1)
en vez de posponer. Pospones hasta que ya es demasiado tarde, pospones hasta el
último minuto. Todo puede acabar en desastre, por no hacerlo o por hacerlo mal,
y encima hay que deshacer lo hecho y volverlo a hacer (si se puede). Añade, además,
el estrés que genera tener una tarea pendiente. Aunque quieras, no se te va de
la cabeza. ¿A que todos nos acordamos, cuando íbamos al cole, de ese domingo en
la cama dándole vueltas a algo que no habías hecho y que te pedirían el lunes?
Pues nos pasa lo mismo ahora. A lo mejor no te das cuenta, pero ese mal humor
que llevas últimamente a cuestas, son las pequeñas cosas varias que no te quitas
de en medio.
Mal humor, y cosas
peores. La pereza, si no se vence, se convierte en vicio, el de ser vago. El
cuerpo te pide no hacer nada, descansar. Cuando estás cansado, es bueno, pero
si no es así, si es por pereza, te lo pide el cuerpo para evitar el dolor. ¿Dolor?
Sí, de hacer algo que no te apetece. Cuidado porque si te quedas quieto, es
como los músculos con una lesión, si no los mueves por dolor, te anquilosas.
Cada vez te apetecerá hacer menos y te costará más. Parado no vas a ningún lado
¿verdad? Dejarás de ver mundo y entrarás en una situación de apatía y
posiblemente pueda derivar en una depresión por falta de objetivos en tu vida.
Esto es llevado al extremo, pero es un peligro real. Hay mucha gente que no le
gusta su trabajo. Cada día le cuesta ir a trabajar, están apáticos, cometen
errores, no les consideran, su vida es miserable… En realidad han entrado en la
rueda que se autoalimenta. Por sí mismos o con ayuda deben salir del círculo
vicioso.
Hay veces que el
entorno en la empresa, tus jefes directos, los compañeros, pueden incluso
llevarte a esas situaciones y convertirte en un vago. Te hacen sentirte sin motivación,
objetivos e incentivos, lo cual te lleva a la pereza y a la vagancia. Puede ser
muy duro, pero no una excusa para no hacer el trabajo. Haz bien tu trabajo, el
que los demás hagan cosas mal, no es excusa para que tu las hagas. Tu
autoestima, tu honor y el ir con la cabeza alta, vale más que ellos. Aunque no
va con el tema, no puedo dejar pasar este comentario, si soy un directivo que
permite estas situaciones, debería pensar en mi futuro y en el de la empresa. Como
siga así, no tendré ni futuro, ni habrá empresa. O reflexiono y cambio, o
terminaré con gente sin orgullo que se han convertido en vagos, y además, enfrentado
a una competencia que tiene a los que fueron los mejores de mi empresa.
Cuando me convierto en
un vago, soy perjudicial para los demás, por eso es de justicia que deje de
serlo. Robo a la empresa y a mis compañeros porque tienen que asumir mis tareas
inacabadas o mal hechas. En casa, seguro que tenemos que hacer también algo que
alguien no ha hecho. Igual que el buen ejemplo, el mal ejemplo se expande y
puedo contagiar a mis compañeros “Si él no lo hace ¿Por qué tengo que hacerlo
yo?”. Un buen jefe será capaz de darse cuenta, entender que es lo que sucede,
las causas (analizándose incluso él y la empresa), reconducirlas y en casos
extremos, despedirme porque soy una persona “toxica”, por justicia hacia los
demás y por productividad. Las repercusiones de mi comportamiento, e incluso de
mi despido, pueden ser devastadoras en mis relaciones con mi familia y amigos.
El ser vago, como he
dicho, es un vicio. Los vicios parecen buenos al principio, pero son malos (hemos
hecho un repaso de las consecuencias). No hay que cogeeeerlos, que luego es muy
difícil dejaaaarlos. La receta que hemos oído siempre, no es fácil y está simplificada:
Contra pereza, diligencia. La completa es: contra Pereza, Diligencia, y
Constancia, y Control, y Coraje, y Decisión, y Esfuerzo, y Fortaleza, y Hábito,
y Justicia, y Madurez, y Superación, y Orden, y Perseverancia, y
Responsabilidad, y Sacrificio, y Voluntad, y…
Os doy otra receta,
pero esta para vagos, lo de antes suena complicado: Piensa que la mayoría de
las cosas que te dan pereza, son como la vergüenza, cuesta arrancar, pero en
menos de 10 minutos las has superado (una llamada de teléfono, por ejemplo). El
control de tu percepción, es la única barrera. No son montañas, son montículos.
Empieza a andar sin pensar que andas, disfrutando del paisaje y lo superarás
todo. Hazlo fácil, ve al siguiente montículo y al siguiente, pero siempre sabiendo
en qué dirección vas. Disfruta y siéntete orgulloso de cada montículo
conquistado. Cuanto más andes, menos te costará andar, serás más fuerte. Se
eficiente para que no se te haga eterno el camino, no andes dando vueltas sin
ir a ningún lado, te terminarás sentando. A veces, hay obstáculos que salvar, o
posibilidades de acortar, se ingenioso para acortar y no perder más tiempo del
necesario. Evalúa bien los obstáculos, a veces por mucho que lo intentemos
fallamos al sortear el obstáculo. Obstinarse o el fracaso te puede dejar parado,
busca otros caminos para llegar si fuera necesario. Mira atrás cuando descanses.
Fíjate en todo lo que has recorrido porque venciste la pereza y te pusiste a
andar. ¡Ya has descansado! ¡Eeeeeeh! Que si no vences la pereza, no empiezas a
andar y te pierdes todo lo que te espera en el camino. ¡Arriba perezoso! ¡Hoy
es un nuevo día y me voy a comer el mundo! ¿Quién dijo pereza?
Diego Lias
(1) Información para los aficionados a los “palabros”: Procrastinar proviene del latín “procrastinare”, la utilizan más los de habla inglesa porque queda muy culto. Las palabras de origen latino son muy cultas en inglés “procrastinate”. Como ahora importamos lo que viene del habla inglesa (queda también más culto)… vuelta completa, ya que esta palabra sí existe en español pero no se utilizaba. Así somos cultos al cuadrado. Recomiendo utilizar “posponer” si queremos que todos nos entendamos, salvo que quieras dejar al otro “ojiplático” diciendo que sí, como si lo entendiera.
Hola. Hablas en tu artículo de los que "escurren el bulto". Esos se las dan de graciosos con los compañeros; y algunos, los más, desprecian a este tipo de vagos. Suelen tener una cierta relación semi-amistosa con el jefe, que les disculpa, haciendo recaér el trabajo en otros. Cuando algún compañero les recrimina, se ríe de él por no ser capaz de "escaquearse". Al final, siempre triunfa porque involucra a su jefe en su desidia. ¡ES EL MÁS LISTO!.
ResponderEliminarPero lo es por la cobardía de los demás. Eso pienso.
Karola, lo que comentas parece justo un caso que viví en un trabajo de consultoría. Cuando en un trabajo no sólo hay vagos, sino que cuando los que trabajan,son causa de mofa, el primer la culpable es el Jefe, y habría que ver si encima no hay un tema de acoso. Te aseguro que es cuestión de tiempo que salte por los aires el departamento o incluso la empresa. En un ambiente así, ni el que trabaja puede ser eficiente y encima es contagioso el mal ejemplo porque el jefe lo permite.
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