martes, 2 de septiembre de 2014

PEREZA Y VAGOS


Fin de las vacaciones. Vuelta al trabajo, al colegio, a las obligaciones. ¡Qué pereza! Quien diga que no lo ha dicho jamás, miente o es de otro planeta. ¿Somos todos una panda de vagos? Creo que no. Una cosa es la tentación y otra caer en el vicio. Para mí, Pereza es la tentación de hacer el vago y Vago es ser holgazán, poco trabajador, negligente, tediosos, descuidado, flojo, lento…
Cuando mis hijas empezaron a multiplicar, me inventé una historia para que comprendieran que es una multiplicación: Había un hombre que se pasaba todo el día sumando y sumando, y siempre eran las mismas cantidades, porque el producto venía en cajas con las mismas unidades. Se le oía constantemente “Seis mas seis doce, mas seis dieciocho, mas seis veinticuatro, mas…”Había veces que llegaba hasta 3.630.000. Eso suponía una columna de suma de 605.000 números de 6. Harto de perder el tiempo, porque tenía cosas mejores que hacer, y cada día le daba más pereza hacer las sumas, se le ocurrió inventar la multiplicación. Lo que tardaba días enteros en sumar, lo pudo hacer en un minuto. Ahora hacía muchas más cosas en un día y más divertidas que sumar. Probablemente, no se inventó así, ¿quién sabe?, a lo mejor eran cajas de ocho. Cosas como esta, la invención de la rueda y otras por el estilo, estoy convencido de que provienen de una correcta gestión de la pereza, buscando ser más eficiente. En las empresas ocurre mucho cuando se optimizan procesos. ¡Lo que hacemos por no trabajar en cosas que no nos gustan y lo que avanza el mundo por esto! Eso, si lo enfocamos bien. Si lo enfocamos mal, no contaremos las unidades, o lo haremos mal, o se lo “encasquetaremos” a otro, o… Aquí hay casi más imaginación que cuando se enfoca bien ¡Cuánto talento desaprovechado en formas de escurrir el bulto!
Las funciones repetitivas, las que pueden generar conflicto, las que requieren un esfuerzo adicional… son ejemplos normales de tareas que nos pueden producir pereza y que intentamos posponer “para cuando tenga más ganas”, “esté menos cansado”, etc.  En la empresa hay mil cosas que encajan y en la vida cotidiana también. Ordenar todos los expedientes del mes, llamar la atención a alguien, planchar… Ahora se ha puesto de moda llamarlo “Procrastinar”(1) en vez de posponer. Pospones hasta que ya es demasiado tarde, pospones hasta el último minuto. Todo puede acabar en desastre, por no hacerlo o por hacerlo mal, y encima hay que deshacer lo hecho y volverlo a hacer (si se puede). Añade, además, el estrés que genera tener una tarea pendiente. Aunque quieras, no se te va de la cabeza. ¿A que todos nos acordamos, cuando íbamos al cole, de ese domingo en la cama dándole vueltas a algo que no habías hecho y que te pedirían el lunes? Pues nos pasa lo mismo ahora. A lo mejor no te das cuenta, pero ese mal humor que llevas últimamente a cuestas, son las pequeñas cosas varias que no te quitas de en medio.
Mal humor, y cosas peores. La pereza, si no se vence, se convierte en vicio, el de ser vago. El cuerpo te pide no hacer nada, descansar. Cuando estás cansado, es bueno, pero si no es así, si es por pereza, te lo pide el cuerpo para evitar el dolor. ¿Dolor? Sí, de hacer algo que no te apetece. Cuidado porque si te quedas quieto, es como los músculos con una lesión, si no los mueves por dolor, te anquilosas. Cada vez te apetecerá hacer menos y te costará más. Parado no vas a ningún lado ¿verdad? Dejarás de ver mundo y entrarás en una situación de apatía y posiblemente pueda derivar en una depresión por falta de objetivos en tu vida. Esto es llevado al extremo, pero es un peligro real. Hay mucha gente que no le gusta su trabajo. Cada día le cuesta ir a trabajar, están apáticos, cometen errores, no les consideran, su vida es miserable… En realidad han entrado en la rueda que se autoalimenta. Por sí mismos o con ayuda deben salir del círculo vicioso.
Hay veces que el entorno en la empresa, tus jefes directos, los compañeros, pueden incluso llevarte a esas situaciones y convertirte en un vago. Te hacen sentirte sin motivación, objetivos e incentivos, lo cual te lleva a la pereza y a la vagancia. Puede ser muy duro, pero no una excusa para no hacer el trabajo. Haz bien tu trabajo, el que los demás hagan cosas mal, no es excusa para que tu las hagas. Tu autoestima, tu honor y el ir con la cabeza alta, vale más que ellos. Aunque no va con el tema, no puedo dejar pasar este comentario, si soy un directivo que permite estas situaciones, debería pensar en mi futuro y en el de la empresa. Como siga así, no tendré ni futuro, ni habrá empresa. O reflexiono y cambio, o terminaré con gente sin orgullo que se han convertido en vagos, y además, enfrentado a una competencia que tiene a los que fueron los mejores de mi empresa.
Cuando me convierto en un vago, soy perjudicial para los demás, por eso es de justicia que deje de serlo. Robo a la empresa y a mis compañeros porque tienen que asumir mis tareas inacabadas o mal hechas. En casa, seguro que tenemos que hacer también algo que alguien no ha hecho. Igual que el buen ejemplo, el mal ejemplo se expande y puedo contagiar a mis compañeros “Si él no lo hace ¿Por qué tengo que hacerlo yo?”. Un buen jefe será capaz de darse cuenta, entender que es lo que sucede, las causas (analizándose incluso él y la empresa), reconducirlas y en casos extremos, despedirme porque soy una persona “toxica”, por justicia hacia los demás y por productividad. Las repercusiones de mi comportamiento, e incluso de mi despido, pueden ser devastadoras en mis relaciones con mi familia y amigos.
El ser vago, como he dicho, es un vicio. Los vicios parecen buenos al principio, pero son malos (hemos hecho un repaso de las consecuencias). No hay que cogeeeerlos, que luego es muy difícil dejaaaarlos. La receta que hemos oído siempre, no es fácil y está simplificada: Contra pereza, diligencia. La completa es: contra Pereza, Diligencia, y Constancia, y Control, y Coraje, y Decisión, y Esfuerzo, y Fortaleza, y Hábito, y Justicia, y Madurez, y Superación, y Orden, y Perseverancia, y Responsabilidad, y Sacrificio, y Voluntad, y…

Os doy otra receta, pero esta para vagos, lo de antes suena complicado: Piensa que la mayoría de las cosas que te dan pereza, son como la vergüenza, cuesta arrancar, pero en menos de 10 minutos las has superado (una llamada de teléfono, por ejemplo). El control de tu percepción, es la única barrera. No son montañas, son montículos. Empieza a andar sin pensar que andas, disfrutando del paisaje y lo superarás todo. Hazlo fácil, ve al siguiente montículo y al siguiente, pero siempre sabiendo en qué dirección vas. Disfruta y siéntete orgulloso de cada montículo conquistado. Cuanto más andes, menos te costará andar, serás más fuerte. Se eficiente para que no se te haga eterno el camino, no andes dando vueltas sin ir a ningún lado, te terminarás sentando. A veces, hay obstáculos que salvar, o posibilidades de acortar, se ingenioso para acortar y no perder más tiempo del necesario. Evalúa bien los obstáculos, a veces por mucho que lo intentemos fallamos al sortear el obstáculo. Obstinarse o el fracaso te puede dejar parado, busca otros caminos para llegar si fuera necesario. Mira atrás cuando descanses. Fíjate en todo lo que has recorrido porque venciste la pereza y te pusiste a andar. ¡Ya has descansado! ¡Eeeeeeh! Que si no vences la pereza, no empiezas a andar y te pierdes todo lo que te espera en el camino. ¡Arriba perezoso! ¡Hoy es un nuevo día y me voy a comer el mundo! ¿Quién dijo pereza?
Diego Lias

 (1)    Información para los aficionados a los “palabros”: Procrastinar proviene del latín “procrastinare”, la utilizan más los de habla inglesa porque queda muy culto. Las palabras de origen latino son muy cultas en inglés “procrastinate”. Como ahora importamos lo que viene del habla inglesa (queda también más culto)… vuelta completa, ya que esta palabra sí existe en español pero no se utilizaba. Así somos cultos al cuadrado. Recomiendo utilizar “posponer” si queremos que todos nos entendamos, salvo que quieras dejar al otro “ojiplático” diciendo que sí, como si lo entendiera.

2 comentarios:

  1. Hola. Hablas en tu artículo de los que "escurren el bulto". Esos se las dan de graciosos con los compañeros; y algunos, los más, desprecian a este tipo de vagos. Suelen tener una cierta relación semi-amistosa con el jefe, que les disculpa, haciendo recaér el trabajo en otros. Cuando algún compañero les recrimina, se ríe de él por no ser capaz de "escaquearse". Al final, siempre triunfa porque involucra a su jefe en su desidia. ¡ES EL MÁS LISTO!.
    Pero lo es por la cobardía de los demás. Eso pienso.

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  2. Karola, lo que comentas parece justo un caso que viví en un trabajo de consultoría. Cuando en un trabajo no sólo hay vagos, sino que cuando los que trabajan,son causa de mofa, el primer la culpable es el Jefe, y habría que ver si encima no hay un tema de acoso. Te aseguro que es cuestión de tiempo que salte por los aires el departamento o incluso la empresa. En un ambiente así, ni el que trabaja puede ser eficiente y encima es contagioso el mal ejemplo porque el jefe lo permite.

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