¿Habéis pensado alguna vez en las
preguntas como tales? Pues ya he hecho una. Toooodo está lleno de preguntas.
Estando mi mujer, mis hijas y mi
suegra comiendo un día. Mi hija mayor dijo: “Mamá, lo de la reproducción que
nos están explicando lo entiendo. Un espermatozoide de un hombre nada y nada
hasta llegar al óvulo de una mujer que está dentro de ella y lo fecunda. Pero
lo que no entiendo es ¿Cómo llega el espermatozoide hasta la mujer?”…Segundo de
silencio…, mi mujer se atraganta, mi suegra pregunta que a qué clase de colegio
llevamos a estas niñas, la pequeña mira a todas sin entender. Mi mujer,
recupera la compostura y dice esa frase lapidaria “No te preocupes, que ahora
mismo se lo preguntamos a papa” (paradón y balón fuera). Despacho de papa
última hora de la mañana “Hola, ¿Qué pasa?”, “Nada, nada que tu hija te quiere
hacer una pregunta…” Salvé la situación con un “No te preocupes cariño, que
luego cuando llegue, te lo explico” ¡Como para explicar algo así por teléfono y
en el despacho! Imaginaros la situación si entra alguien y estoy en medio de la
explicación. Inocente de mí…, nada más abrir la puerta, al llegar a casa,
estaba con su sonrisita esperando la respuesta. El resto es clasificado.
Desde bebés y sin ni siquiera
hablar, ya preguntamos. Hummm ¿Qué será esto? ¿A qué sabrá? Voy a probarlo…
¡Nene! Caca, caca. Eso no se chupa. Paaaco, ya te has dejado en medio (lo que
sea) y el niño lo está chupando. ¡Espectacular comienzo en la larga marcha para
alcanzar el conocimiento! Necesitamos saber y conocer nuestro entorno. Lo
desconocido nos da miedo. Luego, cuando le coges el “gustillo”, empiezas a
hacerlo por curiosidad. Pero nunca dejamos atrás las preguntas de seguridad
(son nuestras preguntas de agobios que no nos dejan vivir y no llevan a ninguna
parte) Hay que pensar más en las de prosperar y hacernos preguntas a nosotros
mismos para conocernos mejor.
Rabindranath Tagore dijo: “Hacer
preguntas es prueba de que se piensa” Y puestos a pensar la gente se preguntó
incluso qué preguntas se tenían qué preguntar, no sólo para alcanzar el
conocimiento, sino además, para que fuera el correcto. Y una larga lista de
mentes pensantes como Sócrates, Platón, Descartes, Pascal, Kant… han hablado y
hablado sobre ello. El Pensamiento Crítico, La Filosofía Natural, El Método
Científico, e incluso en nuestros días el Periodismo de Investigación surgen de
estos pensamientos. En el mundo de la empresa el máximo exponente de métodos
reglados y estructurados para alcanzar la verdad sobre una serie de preguntas,
sería La Auditoría. J ¡No te rías! Hoy en día está muy cuestionada porque, en realidad, responde a
preguntas distintas de lo que la gente piensa que responde, y porque en todas
las profesiones siempre hay alguien que se pone al mundo por montera.
Las preguntas limitan nuestras
respuestas, lo vemos con la auditoría ¿Qué te estás perdiendo de lo que no
preguntas? Incluso nos permiten mentir en su faceta de “ocultar la verdad”.
“Que no lo pregunte, que no lo pregunte. ¡Bien! No lo pregunto” Y luego viene el “No lo preguntaste”. Antes
de hacer una pregunta tienes que preguntarte todas las preguntas (¡Qué
trabalenguas!): ¿Qué quieres saber? ¿Por qué debes preguntar? ¿Cómo debes
hacerlo? ¿Cuándo debes preguntarlo? ¿Dónde debes preguntar? ¿A quién?
El “Qué” y “Por qué”, que parecen
tan obvios, no lo son. Tienen todo que ver con centrar tus objetivos o metas, y
nos perdemos mucho en este apartado. Damos muchas vueltas por no tener bien
definido lo que buscamos. Párate a pensar, dirige los esfuerzos y serás más
efectivo en llegar al conocimiento. John Ray (fundador de la botánica moderna)
decía: “Un necio puede hacer en una hora más preguntas que las que un sabio
puede contestar en siete años” y Einstein decía: “Si yo tuviera una hora para
resolver un problema y mi vida dependiera de la solución, yo gastaría los
primeros 55 minutos para determinar la pregunta apropiada, porque una vez
supiera la pregunta correcta, podría resolver el problema en menos de cinco
minutos”
“Cómo”, tiene mil maneras. Su
base es el poder de las palabras e influye en el tipo de respuesta. Buda dijo:
“Existen cuatro maneras de responder preguntas. Hay preguntas que deben ser
contestadas en forma categórica (Si/No). Hay preguntas que deben ser respondidas
con una respuesta analítica. Hay respuestas que deben ser respondidas con una contrapregunta.
Y hay preguntas que no deben ser respondidas” Cómo formulemos la pregunta, nos
llevará a un tipo de respuesta. Definitivamente no queremos llegar al último
tipo. No es lo mismo decir: ¿Tienes un rato para que veamos porqué han salido
las cosas mal? A decir ¿Cuándo tengas un rato me puedes explicar porqué cada
vez que haces algo “la cagas”? La respuesta y la predisposición del que
responde, me temo que puede cambiar. No sólo preguntamos con preguntas. Las
conversaciones, bien llevadas, nos
proporcionan mucha información y a veces son más efectivas que una pregunta
directa.
“Cuándo”, “Dónde” y “A quién”. Fallar
en esto es lo que llamamos una “pregunta inoportuna” y nos reímos mucho cuando
viene de un niño, como en el ejemplo, o cuando se hacen chistes, que hay un
montón. Pero parece que no lo hemos aprendido todo desde que éramos pequeños y
seguimos “liándola”. Una persona hace una entrevista de trabajo, va fenomenal y
cuando está despidiéndose suelta “Y… ¿Qué es lo que hace la empresa?” Estas y
otras muchas, hacen que todos los días se arruinen proyectos, se pierdan ventas
o termines durmiendo en el sofá.
Cuando somos pequeños estamos
llenos de preguntas. Pero nos hacemos mayores y parece que lo perdemos poco a
poco. El problema es que la rutina nos da sensación de seguridad y mata la curiosidad.
En la empresa, la automatización y la estandarización de procesos llevan a la
eficiencia, es la rutina de la empresa. Aunque alguien haga una actividad
rutinaria, debe conocer y preguntar para desarrollarla bien y entender. ¿Qué?
¿Cómo? ¿Por qué?... Es más, el dar la libertad para hacer estas preguntas,
lleva a otro tipo de preguntas como ¿Y si? Este tipo de preguntas son las que
pueden optimizar los procedimientos o incluso plantear un cambio total que
lleve a una eficiencia superior. Esto en rutinas, no digamos ya en
creatividades mayores.
No limitéis la potencia ni la
creatividad de vuestra empresa, hijos, amigos… restringiendo las preguntas. No tengáis
vergüenza “El que pregunta se muestra como ignorante una vez, el que no pregunta
es ignorante toda su vida” (Proverbio Chino). No tengáis miedo: A veces no
queremos saber (por ejemplo ir al médico) y cuando no tenemos más remedio, la
respuesta puede ser peor. No formuléis vuestras preguntas sin pensar, pues
también muestran vuestra inteligencia y prudencia. Las preguntas llevan al
conocimiento y el conocimiento es poder. Es poder de ayudar, como un médico, es
poder de convencer, es poder de enseñar, es el poder de la verdad, es el poder
de… De ser capaces de hacer las cosas bien en beneficio de todos. Preguntar es
una actitud y un deber. ¡Pregunta!
Hice unos ejercicios espirituales con los jesuitas, bastante intensos. Durante las meditaciones, eché una mirada a mi vida pasada y mis circunstancias actuales. Ahí fue donde comencé a hacerme preguntas, en serio. ¿cual ha sido mi senda?, ¿la elegí yo?, ¿que circunstancias me obligaron?, ¿hice mal a alguien en mi camino?, y muchas más que no voy a enumerar. Es lo que se llama un examen de conciencia, que para mi ha sido muy útil, Practicarlo de vez en cuando se ha convertido para mí en un hábito y me ayuda muchísimo en mi trato con las personas y en la toma de decisiones; porque crea en mí, de una manera inconsciente, una amplia visión de las consecuencias de mis acciones, consiguiendo así reducir mis equivocaciones.
ResponderEliminarY TODO POR HABERME HABITUADO A PREGUNTARME A MI MISMO.
La vida va muy deprisa, el pararnos a pensar es muy bueno. Nos permite ver donde estamos y hacia donde queremos ir. Estuve en unas charlas hace poco con unas personas que se dedican psicología empresarial y personal. Me comentaban que los recientes estudios de psicología estaban viendo que antes teníamos momentos de soledad que nos ayudaban a pensar. Ahora con los teléfonos no estamos nunca "solos" y estamos dejando de tener esos momentos para pensar. Creen que es perjudicial. Están estudiando como nos afecta a nuestros patrones de conducta. También están estudiando la pérdida creciente de la comunicación cara a cara y como afecta al aprendizaje de como está la otra persona con la que nos comunicamos mediante la comunicación no verbal. Vamos, que cada vez somos menos expertos y produce problemas de comunicación.
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