miércoles, 17 de febrero de 2016

Incompetentes, o cómo conseguir hundir cualquier cosa.



“Sólo Burnside es capaz de transformar una victoria cierta en una derrota espectacular” Abraham Lincoln.
Se considera a Ambrose E. Burnside posiblemente el general más incompetente de la Guerra Civil Americana. Burnside, aprendiz de sastre en su juventud, consiguió entrar en la academia militar terminando ligeramente por encima de la media de su promoción. Se perdió la guerra con Méjico por muy poco y casi salió en una de esas películas del Oeste luchando contra los Apaches cuando lo destinaron a la frontera del Oeste. Le hirieron en una refriega con Apaches cerca de Las Vegas. Más tarde fue empresario, fabricó carabinas, lo perdió todo por un incendio y trabajó para el ferrocarril. Al estallar la Guerra Civil, se enrola y participa como brigadier en la batalla de Bull Run, sin pena ni gloria. Es ascendido poco después y puesto al mando de la División de Costa del Ejército del Potomac donde realiza una buena campaña y consigue el 80% de la costa de Carolina del Norte. Asume el control del ala derecha del Ejército del Potomac y aquí empieza su leyenda.
Batalla de Antietam: ralentiza el avance del ejército de forma crucial al no conseguir tomar un puente. Lo peor fue que el río se podía haber vadeado en varios puntos al no tener mucha profundidad. Se le olvidó reconocer la zona. El coste fue alto, numerosas vidas y el parón de la ofensiva.
La guerra es la guerra, durante el siguiente periodo rehusó ser general dos veces, él mismo dijo no valer para ello. Por no quedar al mando de alguien que no le apreciaba, aceptó a la tercera. Obtuvo el mando del Ejército del Potomac en el ataque a Fredericksburg, su indecisión retrasó el último avance y permitió a Lee situar de forma muy favorable las baterías. Fue un desastre, durante un tiempo le llamaron “el Carnicero de Fredericksburg”. Intentó dimitir varias veces, Lincon no se lo permitió. Transcurre un periodo de incompetencias menores hasta llegar a la más conocida.
El Crater: Petersburg, julio 1864. El frente estaba estancado, a su mando un regimiento de mineros. Decide cavar una mina hasta las líneas enemigas y salta por los aires esa sección del frente (278 confederados muertos). El regimiento de negros entrenados para ese avance es reemplazado por otro, decisión superior a él. El que encabeza el ataque no entiende las ordenes y se mete en el cráter producido por la explosión (52m X 24m por 10m de profundidad), quizás porque el oficial al mando estaba en retaguardia borracho como una cuba, (otro incompetente). La siguiente oleada se junta en el cráter y para no ser menos el oficial al mando se queda acompañando al anterior en su borrachera. Burnside seguía enviando oleadas ajeno a lo que sucedía. Llegó la tercera, el cráter esta abarrotado como si fuera una fiesta (10.000 hombres), pero la fiesta la estaban montando en retaguardia. El general Lee para entonces había reaccionado y tapa la brecha desplazando parte de su ejército, sólo tuvieron que disparar a un blanco muy concentrado. Lo que con toda certeza habría sido la ruptura del frente, la incompetencia multiplicada lo convirtió en más de 4.000 bajas de la Unión. En ésta, sí que le relevaron del mando.
Más tarde dirigió varias empresas de ferrocarriles y llegó a ser Gobernador tres veces y después Senador por Rhode Island en dos ocasiones. Tiene hasta una estatua ecuestre y varios centros llevan su nombre, en reconocimiento a méritos posteriores, entendemos.
Perdonad la longitud, pero la vida de un famoso incompetente resumida en una hoja no es tanto. Lo importante es la gran cantidad de enseñanzas a extraer:
  1. ¡El Principio de Peter funciona! “En una jerarquía, todo empleado tiende a ascender hasta su nivel de incompetencia: la nata sube hasta cortarse” pero sólo en parte. Mucha gente no lo sabe pero tiene dos axiomas, el segundo es: “El trabajo es realizado por aquellos empleados que no han alcanzado todavía su nivel de incompetencia” no tuvo en cuenta que los otros empleados habían llegado también al primer axioma, no quedaba nadie competente para hacer el trabajo. Es más, el liderazgo de un incompetente genera más incompetencia, porque se rodea de incompetentes, los que son competentes o se van frustrados, son sacrificados como cabezas de turco o si se quedan frustrados, dejan de actuar competentemente por desidia u otras motivaciones…
  2. ¡El Principio de Dilbert se utiliza pero no es correcta la conclusión! Dilbert es un personaje de tira cómica de los 90 (Scott Adams) y es una variación no académica del de Peter "los trabajadores más ineficientes son trasladados sistemáticamente a los sitios de trabajo donde pueden causar menos destrozos, es decir, la dirección de la empresa". Es verdad, he visto “aparcar” gente en ciertos niveles, o mantenerlos a pesar de saberse que son incompetentes por diversos motivos. Se suele pensar que se pueden limitar las consecuencias. Las consecuencias, como hemos visto en el ejemplo, son espeluznantes, miles de muertos. En las empresas son bajas de talento y poner en riesgo no sólo el avance, sino la supervivencia del ejército, perdón, empresa.
  3. El efecto Dunning-Kruger también funciona. Es un sesgo cognitivo, una sobreestimación de nuestras capacidades, según el cual las personas con escaso conocimiento tienden sistemáticamente a pensar que saben mucho más de lo que saben y a considerarse más inteligentes que otras personas más preparadas, debido a que su propia incompetencia les dificulta reconocer sus errores y evaluar la competencia de los demás. La ignorancia no es no estar informado, es estar mal informado. Demostrado en 1999. Bueno creo que alguien más dijo algo al respecto antes “El ignorante afirma, el sabio duda y reflexiona” Aristóteles. “El primer paso de la ignorancia es presumir de saber, y muchos sabrían si no pensasen que saben” Baltasar Gracian “¡Ay de mí que ni siquiera sé lo que no sé!” San Agustín. Por no poner la típica de Sócrates “sólo sé que no…” Pudiera parecer que Burnside era conocedor de sus limitaciones al negarse a ascender dos veces. La realidad es que una vez estaba en el puesto, parece ser que no escuchaba mucho a los demás. Incluso estuvo a punto de tener un amotinamiento, y es que como decía Demófito “No es poca ciencia aprender a soportar las tonterías de los ignorantes”. O en la toma del puente, cuando le llegaban correos con indicaciones para que lo tomara y cómo, se indignaba. “Dar consejos al hombre avisado es superfluo; darlos al ignorante es poca cosa” Séneca.  Todos tenemos ejemplos de incompetentes por ignorancia, por su falta de realismo sobre sus habilidades, por su superioridad ilusoria mantenida sobre el resto, coincidente en realidad con una baja autoestima. Es común que desestimen la labor de los demás y achaquen los fracasos a la incompetencia ajena o la mala suerte. Son, por tanto, incapaces de mejorar, ya que no hay nada que mejorar.
  4. La ley de la controversia de Benford es una ley sociológica (es decir, que es lo habitual pero no se cumple siempre). La pasión asociada a una discusión es inversamente proporcional a la cantidad de información real disponible. Ésta también me suena de antes “La ignorancia afirma o niega rotundamente”  Voltaire. Un buen indicativo para identificar a un incompetente en esa materia, pero no siempre se cumple, como en este caso. No parece que fuera éste su carácter, según la información de que dispongo, pero es cierto que lo he visto en otros casos.
  5. Principio de Hanlon “Nunca le atribuya a la maldad lo que puede ser explicado por la estupidez“.  Aunque me gusta más el punto de vista de Balzac “La ignorancia es la madre de todos los crímenes. Un crimen es, ante todo, una falta de raciocinio” A veces es mejor tener a alguien malo que a un incompetente por jefe. Por lo menos, cuando hace una maldad, la ha meditado y ha medido sus consecuencias. Un incompetente no las mide porque las desconoce, lo que lo hace más peligroso. Se puede matar hasta él mismo (y antes al resto). ¡Madre mía!, Burnside fue el responsable de muchísimas muertes que se podían haber evitado y no creo que fuera por maldad.
  6. Principio universal: “todos somos incompetentes” Somos seres finitos, ni siquiera sabemos todo de algo. Además, no siempre estamos con todos nuestros sentidos en lo que hacemos. Tenemos la falsa seguridad de que por haber sido entrenados en algo o que tengamos estudios, somos siempre competentes. Es más, llegamos a pensar que dominamos otras materias distintas por extensión. Por tanto tomamos decisiones que pueden hacernos incompetentes. Hace poco leí una entrevista a un famoso neurocirujano y comentaba lo duro que es tener que aprender de los errores, sobre todo cuando depende una vida de ello. Él pensaba que lamentablemente, era inevitable para hacer buenos médicos. Esto no es ser un incompetente, el incompetente no ve sus errores y no aprende de ellos. Por eso sigue cometiéndolos, y cada vez más grandes.
Un inciso. Nunca digáis a un incompetente que lo es. Si es tu jefe te costará la cabeza, si es un compañero te dirá que para que te metes y que qué sabrás, si es alguien a tu mando pensará que eres injusto como poco. Todos tienen la autoestima muy alta.  Es uno mismo el que tiene que darse cuenta de su propia incompetencia. Mal asunto, ¿verdad?
¡Qué fácil es ver la incompetencia en los demás y que poco en nosotros mismos!  La mayor parte de las críticas en las empresas giran en torno a la incompetencia de este o aquel jefe, compañero, a bajo nuestra responsabilidad. Fuera, las conversaciones son sobre la incompetencia de un jugador, un entrenador, un político, tal vecino por su incompetencia para ser padre, etc. ¿Y nosotros? ¿Somos los únicos listos? A veces lo parece. La parte positiva es que todos podemos llegar a ser competentes, esforzándonos por aprender, siendo conscientes de nuestras limitaciones. Burnside parece que hizo una buena labor después de la guerra, tanto como para que le fuera reconocida ampliamente. Dicen que aprender es la cura. ¡Cuidado! Ayuda y mucho, pero crea la falsa seguridad de saber. La verdadera cura es la Humildad.

Diego Lias


martes, 5 de enero de 2016

La diligencia de un buen padre de familia



Hace unos cuantos años, cuando me tocó estudiar derecho (leyes), me hizo gracia una expresión, y no fui el único. La expresión se utilizaba en algunos apartados refiriéndose fundamentalmente a cuidar de algo “…con la diligencia de un buen padre de familia.” Años después, esta expresión, que en su momento me pareció trasnochada por provenir del Derecho Romano, ha cobrado un valor que jamás pensé que llegara a tener.

La expresión, como he comentado, es antigua, hoy en día habría que sustituir padre por padre/madre (en adelante Los Padres). Su concepto se encuentra recogido, con distintas expresiones, en todos los derechos actuales del mundo influidos por el Derecho Romano (Europa, el mundo anglosajón, el mundo hispano, etc). El derecho, en realidad lo utiliza para su parte negativa, para valorar si ha habido NEGLIGENCIA en el cuidado de algo, y por tanto, si el que estaba al cuidado, debe responder ante la ley de alguna manera. Como parece que es un concepto poco definido, se ha escrito mucho e incluso se han dictado sentencias que intentan aclarar los términos sobre: “qué es una actuación diligente”. También se discute sobre si los términos varían con el paso de los años, si ser un padre diligente antes incluía saber montar a caballo y ahora es saber de internet. Incluso sobre si esta expresión se debe o no utilizar en el ámbito empresarial porque en realidad pertenece al civil, valorando fundamentalmente que los conocimientos específicos que tiene que tener alguien del mundo de la empresa deben exceder a los del hombre común o medio (entendiendo por esto: legislación específica y sectorial) y en esa medida se le debe exigir más.

No sé si han sido las experiencias vividas, o el hecho de tener familia, o ambas las que me han hecho ver la expresión como algo que transciende el derecho civil. Para mí se ha vuelto atemporal y perfectamente aplicable a cualquier realidad de la empresa, independientemente de requerir unos u otros conocimientos. Cuando trabajas por cuenta ajena, me da igual si eres directivo o aprendiz, los accionistas te entregan una parte de la empresa para que la cuides como si fuerais unos buenos “Padres” de familia. Cuanta más responsabilidad en la empresa, más responsabilidad como Padres. Los verdaderos padres son los accionistas, pero os han pedido que cuidéis de la familia como si fuerais Los Padres y esperan que seáis de los buenos.

Llevo vistas unas cuantas empresas con problemas. El no esforzarse en una o varias de las obligaciones como Padres, han contribuido a la situación por la que estaban pasando o incluso la han provocado. Tener unos malos Padres causa tanto dolor y sufrimiento en la vida como en la empresa, afectando a muchas personas, en ocasiones para el resto de sus vidas.

Hay cualidades que definen a los buenos cabezas de familia o de clanes a lo largo del mundo y en diferentes culturas. En mi opinión, estas son algunas de esas cualidades:

Hacia el exterior del grupo o familia:

  • Buscan el bien de la familia antes que el suyo propio.
  • Tienen una imaginación tan grande como para hacer que los recursos que tienen parezcan multiplicados cubriendo el máximo de las necesidades.
  • Son tenaces en conseguir todo lo que puedan para la familia, harán alianzas, trabajarán duro y si es necesario la protegerán de cualquier amenaza.
  • Cuidan del honor y del buen nombre de la familia, haciendo que todos sus miembros den una imagen homogénea para que cualquiera que trate con cualquier miembro obtenga una respuesta acorde con los valores y guías del clan. Los éxitos de los miembros serán su mayor orgullo y ponderará las cualidades maravillosas de ellos ante todos. Los errores de sus miembros son su responsabilidad, los asumirá y pedirá perdón como si fueran suyos, intentando paliar los daños causados para salvar el buen nombre de la familia. 
  • No duermen por las noches pensando en la mejor solución a los problemas de la familia y exploran todos los caminos que se le ocurran apoyándose en todas las opiniones para poder tomar la mejor decisión posible. La familia les importa y son conscientes de que sus acciones tienen una repercusión directa sobre ellos...

Dentro del grupo o familia:
  • Dan ejemplo.
  • Quieren que sus hijos sean mejores que ellos mismos. Saben elogiarles, les enseñan cosas importantes (las cosas más importantes las suelen enseñar los padres), los alientan, intentan gestionar los recursos para que sean lo mejor que puedan ser. Pero también saben corregirles, sin gritos, enseñando sobre sus errores, siendo comprensivos. Si ha de castigar será proporcionado y justo pues busca el enseñar y no el cebarse en el error. Les da libertad para poder crecer cada día, generando autonomía y sentido de la responsabilidad.
  • Están presentes y sacan tiempo para la familia (compartir las alegrías, las tristezas, los esfuerzos, las esperanzas), acompañan en los momentos importantes. El compartir hace el grupo y saben que tienen que estar codo con codo para pertenecer al grupo. Ayudan en lo cotidiano y escuchan. Nunca te dejan sólo.
  • Los Padres saben amarse, respetarse y comunicarse entre ellos y con sus hijos. Son capaces de reconocer sus errores y repartir afecto.
  • Son consistentes en sus acciones y sus enseñanzas. También pacientes en los resultados, de otra manera dejarían de ser consistentes y darían bandazos constantemente. Ponen metas para mejorar pero no son irracionales para no desanimar a los hijos ni crear falsas expectativas.
  • Ganan el respeto gracias a todas sus cualidades y ejemplo, no lo imponen...

Todos somos hijos y algunos somos madres y padres. Todos podemos completar la lista con conceptos universales que hemos vivido. En realidad verdaderas lecciones de responsabilidad, compromiso, dirección y liderazgo, pero no somos a veces capaces de reproducirlas en la empresa. Quizás no actuamos como verdaderos Padres. 

No se trata de buscar culpables a situaciones ni negligencias. Se trata de saber a qué te comprometes cuando cuidas de algo como si fuera tu familia y las repercusiones que tiene el no hacerlo. Vidas rotas, amargura, vacío... No es fácil ser unos buenos Padres. Aunque no queramos, cometemos errores y estamos sujetos a lo que ocurre a nuestro alrededor. No somos los únicos que influimos en la familia y eso hace que sea aún más difícil. Incluso te esfuerzas con todo el corazón y hay momentos en los que parece que todo lo que has hecho, parece inútil. Pero hay otros,… esos otros momentos,… son los momentos que llenan tu vida y hacen que merezca la pena ser unos buenos Padres. Tenemos en nuestras manos una gran responsabilidad que además hemos asumido. Sigamos esforzándonos por ser buenos Padres.


Diego Lias

martes, 17 de noviembre de 2015

Atención, el deseo de existir.


¿En qué se parecen un niño gritando como un poseso, una campaña de posicionamiento SEO, un marido regalando flores a su mujer y un cliente poniendo una demanda? No es un chiste... Quitemos que el niño es un maleducado, el que la campaña SEO pueda ser mejor o peor, que el marido reclame atención para decir “te quiero” o para pedir perdón y que el cliente tenga o no tenga razón (a veces no la tiene); todos están reclamando atención.

La atención es un mecanismo de supervivencia, y no sólo es humano. Animales y hasta insectos centran su “atención” sobre objetos en movimiento brusco por ejemplo. El principal motivo es identificar una amenaza. Si bien es importante el mantener la atención sobre posibles amenazas, más importante es llamar la atención. Desde el mismo momento de nacer, antes incluso de detectar esos posibles peligros, intentamos atraer la atención sobre nosotros. Queremos que nos den de comer, que nos limpien y den confort, pero sobre todo, necesitamos que nos den cariño.



El mundo está lleno de estímulos y aunque somos conscientes de muchos, sólo somos capaces de centrar nuestra atención en unos pocos hechos u objetos, esto es básico para determinar nuestra realidad. En una misma escena varias personas pueden percibir distintas realidades en función de dónde centraron su atención. En esta realidad intentamos destacar para formar parte de la misma.

La atención es por tanto limitada (Amplitud), sujeta a nuestro interés ya que no vivimos igual una amenaza que algo bello. Despierta distintos sentimientos (Intensidad). Cambia con facilidad en unos casos y en otros no, su duración es variable (Desplazamiento) Y lo más importante, es controlable, todo lo anterior se puede regular por la voluntad (Control).

Estas características pueden verse alteradas y controladas por factores externos. Influye la intensidad del estímulo (Más o menos intensidad, más ruido, silencio; de hecho se utiliza para llamar la atención sobre una parte de un discurso, por ejemplo). Incluye el cambio y el contraste (Pasar de hablar con normalidad a marcar con lentitud las palabras, otro ejemplo a nivel de oratoria); también el tamaño (No es lo mismo andar por la calle y encontrarte con una pegatina en una farola para vender algo que ver una inmensa lona colgando de un edificio) La repetición (Si pasa un extraño por delante de ti, no le prestas atención, si pasa diez veces en una hora puede hacer que llames a la policía. Los anuncios son repetitivos) El movimiento (si has estado en el ejército sabes que el mejor camuflaje es el estar inmóvil, pasar inadvertido) Lo comprensible, lo estructurado (un examen limpio y bien estructurado o una presentación empresarial, atrae y mantiene más la atención). La prescripción del grupo (Si alguien conocido nos recomienda la compra de un coche porque ha tenido buenas experiencias, centramos nuestra atención en esa marca o modelo); en esto se basan cada vez más ciertos modelos de negocio, sobre todo por internet, en los cuales, los usuarios valoran y aportan sus comentarios.


También los factores internos influyen en nuestra atención. Así algo que afecta a nuestros sentimientos como la enfermedad de un ser querido, centra toda nuestra atención (Emoción) o si está relacionado con lo que nos importa (el discurso de un político atrae más que el de otro) (Intereses) o estar inmerso en resolver un problema y surge algo en internet que te da una orientación (Curso de tu pensamiento). Tu estado físico es también determinante, el cansancio hace más difícil el centrar y mantener la atención; así, el primer anuncio de una tanda es el más deseado.


El Marketing y la Venta se centran en la atención, en atraer la atención del consumidor. Una vez que se selecciona el público objetivo, se estudian y definen todos estos factores que captan la atención para el grupo (individuos que comparten una serie de características comunes) y se apela a la emoción (sobre todo anuncios en la época de navidad), la repetición (hay productos que los vemos hasta en la sopa), etc. Diréis que es manipulación, y en algún caso puede serlo. Si es manipulación, como decía una amiga blogera, “la mentira no puede mantenerse eternamente, en algún momento se nota” y si no que se lo pregunten a esas parejas que mientras dura el noviazgo todo es perfecto y luego la cosa cambia radicalmente; o cuando vendemos una expectativa comercial y luego no la cumples. La publicidad negativa es mucho peor.


Demos la vuelta y pensemos que somos nosotros los que recabamos la atención. Somos expertos, al principio he comentado que era nuestra primera línea de defensa nada más nacer. ¿Quién no ha utilizado estos factores con distintas técnicas cuando era pequeño, cuando era adolescente, con la novia/o, en el trabajo, con los amigos y conocidos? Lo hacemos constantemente. ¿Cuántas veces, cuando hemos demandado atención y no la hemos conseguido, hemos dicho?: ¡Es que parece que no existo! Y efectivamente, cuando no consigues atención no te encuentras en la realidad que los demás construyen. Tú eres consciente de tu existencia pero los demás no. ¿De qué te sirve tener un producto o servicio genial si nadie sabe que existe? A todos los niveles, y desde que el mundo es mundo, nos estamos “vendiendo”. Intentamos llamar la atención sobre el resto de estímulos para que esa atención se centre en nosotros. Llamadlo Branding, Marca Personal, o como queráis. En parte tu eres el responsable de definir quién eres y cuáles son tus cualidades que quieres destacar. Identificas qué defectos tratas de ocultar, mientras rezas para que no se noten mucho e intentas mejorar. Seleccionas a quién quieres gustar (sobre quién llamar la atención), porque tienes que tener claro que no se puede gustar a todo el mundo. Por último, quieres mantener la atención, haciendo que ese esfuerzo de mantenerla, merezca la pena. Da lo mismo si somos personas o empresas, todos buscamos la atención, el que nos quieran, padres, hijos, parejas, el personal a tu cargo, clientes, bancos,… y todos queremos mantener esa atención porque nos duele que dejen de centrar la atención en nosotros, que nos dejen de querer.


Vayamos un poco más allá. Hemos visto que la atención es un concepto fundamental y primario para nosotros, está incrustado en nuestro ADN, por tanto, su refuerzo es posible que sea el más importante para el ser humano. Centrar la atención es un acto voluntario, centrarla sobre alguien es decir: “En este momento eres lo más importante para mí” Por eso cuando un padre presta atención a una actividad que a lo mejor no tiene un interés por la propia actividad, la tiene porque inciden principalmente características como la Emoción (quieres a tu hijo y quieres que se sienta importante) o el Interés (porque hay pocas cosas que te interesen más). Dejemos aparte los externos como los gritos de ¡Papá! ¡Papá! ¡Mira!...


La forma en la que prestamos atención a los demás es la ESCUCHA. Muchas veces se confunde la atención al cliente con dar servicio. Dar servicio es posterior, antes hay que escuchar, conocerle, saber lo que quiere e incluso anticiparse. Cuando tiene un problema, lo que más reclama es que le escuchen, que entiendan su problema, que empaticen con él. La escucha no es sólo estar callado cuando nos hablan, es conectar con el otro, hacer ver que es importante para ti, que lo que le pasa lo sientes y eres partícipe. He oído a muchas personas decir de grandes personalidades, que cuando hablas con ellos/as te hacen sentir la persona más importante del mundo en ese momento. Estas personas quedan “enamoradas” de la otra persona. ¿Quién no quiere enamorar? ¡Es la máxima atención sobre ti! Esta es la respuesta, la mejor forma es centrar toda tu atención sobre el otro. Que se sienta también importante.


Necesitamos nuestros momentos de gloria, podemos hacer que sean pasajeros, utilizando distintas técnicas. Podemos tirar un petardo y todos volverán la cabeza, pero será un segundo. Escuchad. Escuchad para enamorar, no hay mejor manera de existir. Hasta cuando no existas, seguirás existiendo en la mente de los demás.



Diego Lias 

jueves, 5 de noviembre de 2015

Píldoras de felicidad



¿Has probado a tirarte de una montaña rusa sólo? Yo lo he hecho, no es tan divertido como cuando vas con alguien, y no me refiero a extraños. ¿Te has tirado una segunda vez justo después de la anterior? Yo lo he hecho, me dejó tan sorprendido la sensación de la primera vez que lo intenté una segunda vez (a mí me encantan las montañas rusas).  Dejó de ser divertido.

Cuando era pequeño he de decir que me pegué unos cuantos trompazos haciendo cosas que no debía. ¡Que os lo cuenten algunos de mis primos que eran compañeros de aventuras! Aprendí que todo tiene su riesgo y que el pasártelo bien a veces también duele… ¡Ah! y que el Ángel de la Guarda existe, estoy vivo de milagro.


Como veis no estoy en contra de las píldoras de la felicidad, con efectos inmediatos pero a la vez pasajeros. Una descarga de adrenalina no viene mal de vez en cuando. Hay otras más tranquilas: un concierto (aunque alguno puede ser como la montaña rusa), contemplar algo bello, la lectura de un libro, o un simple chiste.

En enero leí un artículo de Johann Hari periodista Británico. El artículo era un pequeño resumen de su libro recién publicado “Chasing the Scream: The First and Last Days of the War on Drugs” (2015) es un nuevo enfoque sobre el problema de las drogas. La verdad es que el artículo me impresionó y lo guardé. No menciono el artículo porque las drogas sean las píldoras de la felicidad, todo lo contrario. Me llamó la atención un experimento que se hizo hace muchos años en el que se ponía a una rata en una caja con dos pipetas para beber; una con droga y otra no. La rata bebía de la droga hasta morir. Conclusión: probó la droga y la adicción la llevó a consumir hasta su muerte. Años más tarde se hizo otro experimento con el agua y las drogas, pero en vez de una rata y una caja, se hizo una caja enorme con un parque de atracciones para las ratas lleno de ellas (volvemos a la montaña rusa). Aunque probaron agua y drogas, bebieron agua y disfrutaron de la juerga de estar juntos jugando. Sacaron a una y la metieron en la caja aislada. Bebió droga hasta casi morir, la sacaron y la reintegraron con las compañeras. Se recuperó. El artículo habla también de cómo personas que han sido tratadas con heroína en hospitales, cuando terminan el tratamiento siguen su vida y adictos a la heroína de la calle, en periodos similares al tratamiento, son incapaces de dejarla. Además conocemos adicciones que no son físicas, como la ludopatía (no se inyectan cartas en las venas), que generan efectos similares al “enganche” de las drogas. Hari concluye que el desapego, la falta de cariño y de contacto humano hace que se sustituya por el apego a otras cosas, hasta por la adicción al trabajo.


Se habla mucho en la red y fuera de ella de la alta rotación, de las nuevas tipologías de trabajadores dependiendo de cuando nacieron. Se atribuye la alta rotación a la llamada Generación Y o Milenians (los que alcanzaron los 18 en torno al cambio de milenio). Lo que les motiva y demandan para trabajar es: aprender y formación en el trabajo, que se les tenga en cuenta y que la empresa tenga un plan de desarrollo para ellos, que tengan entornos divertidos y que las organizaciones sean más horizontales (cuantos menos jefes tenga por encima mejor), que les digan si están haciendo bien su trabajo, que les hablen con transparencia, no les mientan y expliquen los porqués. ¡Yo me apunto también a esto y soy de la Generación X! (la que comenzó a trabajar en la crisis de los 90 con tasas de paro similares a la actual crisis). Creo que nos da igual la generación, todos nos apuntamos a que nos traten así. En el trabajo y fuera.


Ir de un sitio a otro se llama falta de compromiso y está muy relacionado con la búsqueda de la felicidad. Todas las generaciones buscan la felicidad, es nuestro mayor motor en la vida. El reverso de la moneda es evitar el dolor, evitar ser infeliz. Casi lo mismo, está en la moneda, pero no lo es.

A veces, se producen errores en los procesos de selección. Unas, no se cumplen las expectativas de la empresa (el candidato no es lo que esperaban) y termina en despido. Otras, el candidato entra en la empresa y ocurre lo mismo, no era lo que le habían dicho, termina en el abandono prematuro del puesto. Para evitar una alta rotación el primer paso es una buena selección. Una vez dentro, el tiempo pasa, las motivaciones de empresa y trabajador evolucionan. En general todos nos creemos que merecemos más que lo que se nos da, pero en el fondo somos realistas. No lo esperamos todo, pero algunas cosas si y depende de cada uno. No hablo sólo de dinero, hablo de reconocimiento, formación, lugar de trabajo, ambiente laboral, etc. Ya estamos hablando de si nuestra empresa es un buen sitio para trabajar, de la retención de talento y de otra serie de cosas a plantearse. La actuación depende de la propiedad, directivos, mandos intermedios y empleados en general. Pueden estar apoyados por profesionales internos y externos de RRHH. Todo esto es normal, lo habitual, la mejora continua tanto de empresas como de empleados y todos estamos involucrados.

Lo que no es habitual es el saltar de empresa en empresa cada seis meses o menos. Para la empresa es más un perjuicio que un beneficio por el tiempo y dinero invertido en la formación con un rendimiento futuro esperado que no se ha producido. Por parte del empleado la curva de aprendizaje ha sido mínima y por tanto la experiencia no es válida en su CV, una línea más pero sin un valor real.
No es un problema de jóvenes, es un problema global. Estamos siendo educados para buscar la felicidad en consumibles instantáneos, no por una gran mano negra, sólo es un negocio comercial. Todo se vende con “compre esto y será feliz” unas veces más directo y otras menos, apelando a sensaciones y sentimientos. Se muestran en televisión vidas estupendas sin problemas (salvo en los telediarios que algunos apagan para no ver “tristezas”), hasta los vecinos parecen tener vidas sin problemas (muchos se callan sus infortunios y muestran una cara distinta a lo que sienten). Nos dicen que tenemos el DERECHO a ser felices.  No sólo eso, hay que serlo todo el tiempo; si no, eres un fracasado. Todo esto, nos genera es una insatisfacción permanente y una búsqueda de la misma descontrolada. Nadie es feliz todo el rato, las felicidades que se consiguen rápido de la misma forma se van. La buscamos en cosas perecederas que nos apartan de los demás, pensando YO tengo DERECHO a ser feliz, sin pensar en las consecuencias de esa felicidad que pasa por encima de la de los demás, incluso de la gente que nos importa. Cada uno intentando huir de las responsabilidades que parecen ahogar nuestra felicidad, los más jóvenes escapando en los estudios o en sus primeros trabajos, los casados escapando de los hijos o de las parejas, etc. Nos volvemos adictos a múltiples píldoras de felicidad y nos aislamos en una caja.


Los golpes que te das al aprender a montar en bici son necesarios para luego poder disfrutar. En mi primer trabajo tuve momentos de sufrimiento, en los demás también he tenido otros sufrimientos, siempre distintos. Hoy no cambiaría ninguno, cada uno me ha convertido en lo que soy y de todos he aprendido. También en todos los trabajos he disfrutado, en todos he tenido mis píldoras de chascarrillos y chistes, el “subidón” de los logros y muchos buenos momentos. Cuando me acuerdo de los momentos felices, siempre me veo acompañado. Lo divertido ha sido poder compartirlos, con los compañeros, con los amigos, con la familia. No iba sólo en la montaña rusa. He renunciado al sueño de saltar en paracaídas hasta que sea más mayor, es un riesgo que no quiero correr teniendo gente que dependa de mí, porque he adquirido un COMPROMISO. Para tener derechos hay que cumplir con las obligaciones. No puedes esperar confianza sin haberla ganado antes.

No nos damos cuenta que hacer honor a ese compromiso que adquirimos con los demás y que los demás adquieren con nosotros, es lo que construye las relaciones humanas en la empresa y fuera. Estas relaciones que no se construyen ni mantienen sin esfuerzo y que en definitiva son la base de la felicidad. Si estás al frente de un proyecto, no hagas que la montaña rusa sea un trenecito aburrido; si eres de los que te montas, no viajes sólo.


Diego Lias

lunes, 19 de octubre de 2015

Fracaso y otras cosas malas que nos pasan



Hace unos días acudí a un gran evento en la plaza de toros de Madrid sobre emprendedores: el South Summit. Recibí un auténtico bombardeo de información e ideas, conocí gente interesante y pude atisbar su forma de pensar. Escuché a personas de gran éxito a nivel internacional, jóvenes y no tan jóvenes con proyectos para dar soluciones a necesidades, unos más imaginativos que otros, unos más viables que otros y alguno más divertido que otro. Había también debates de expertos hablando, desde mercados, hasta qué sería lo próximo que veríamos, las nuevas tendencias.

He de decir que la solución para el estreñimiento me dejó con los ojos como platos, el emprendedor lo expuso muy bien, teniendo en cuenta el invento y la aplicación, sonreí durante toda la exposición. Lo comento como tema anecdótico para describir la gran variedad de proyectos que había y que se expusieron a ritmo de 3 minutos cada uno. Desde Ingeniería para enviar satélites a bajo coste al espacio, pasando por soluciones médicas para mejorar la calidad de vida a personas con diabetes, aplicaciones ingeniosas para teléfonos, etc. Me dejó impresionado una sección de niños, en especial uno con 12 años que no sólo hablaba el inglés como un nativo (todo el evento y exposiciones fueron en inglés), lo que más me sorprendió fue su auténtica profesionalidad al exponer, superó a muchos de los postgraduados.

Como he dicho, aprendí muchas cosas pero lo que más me impactó es que había un hilo conductor en todas las personas de éxito que expusieron sus experiencias. No era su nacionalidad, no era el tipo de negocio, no era su anterior condición social (digo anterior porque ahora casi todos eran multimillonarios). Todos habían tenido fracasos o les habían sucedido cosas malas; es más, del momento de fracaso y de cómo lo afrontaron surgieron las posibilidades de éxito. No me refiero a intentar algo, fallar, volver a intentarlo y conseguirlo. Me refiero a fallar o que les ocurriera algo malo, aprender, levantarse y cambiar de rumbo con nuevas ideas. Steve Wozniak, cofundador de Apple comentaba que años antes de crear el primer Mac, ideó y produjo muchas tonterías. Afirmaba que sin todos esos fracasos y sin lo que aprendió, jamás habría sido capaz de hacer el primer Mac. Y eso que sus anteriores inventos no habían tenido nada que ver con el Mac.


Escuchamos constantemente que el éxito se consigue queriendo alcanzar un sueño con todas tus fuerzas, hasta que lo consigues. Pues a veces no es así. A veces te equivocas, a veces no tienes capacidad suficiente, talento, o simplemente la idea no funciona. A veces llegas a un callejón sin salida, o la vida te da un palo. Airbnb y Room Mate se crearon una a partir de una situación límite después de haber intentado durante meses montar una empresa y otra después de un fracaso en otro negocio totalmente diferente.


Primera reacción ante un fracaso o una bofetada de la vida: El “Me cago en Tos” expresión no muy “fina” que se quedó en la familia por una anécdota de un niño que iba repitiendo para sí mismo esta frase con los puños muy cerrados por una adversidad. Es la reacción lógica a un revés y por otro lado muy saludable para sacar lo malo que se queda dentro. No se trata de decírselo a los demás para desahogarte soltando negatividad, se trata de pasar el duelo, enfadarte internamente, en definitiva sacar la rabia que lógicamente tienes dentro pero que no te va a ayudar a continuación.

Segunda: el “Y ahora ¿Qué?” Bueno, las opciones son claras, o te quedas llorando por las esquinas o buscas nuevas soluciones o nuevos enfoques a tu vida. No recomiendo llorar por las esquinas, ya lo hiciste en el momento de duelo, ahí todos te lo aguantan, después no te aguanta ni tu padre. A demás, esto no lleva a ninguna parte porque no soluciona nada. Así que nada de carácter, para levantarse no hace falta carácter, hace falta no ser estúpido y pensar qué aporta levantarte y qué no hacerlo. En este momento deja de mirar atrás y piensa en el futuro

Tercera: el ¿Cómo? Ahora has tomado la decisión de seguir adelante pero estás más perdido que un payaso en un funeral. No sabes qué hacer ni hacia dónde ir. ¡Fuera miedo! Es normal que no sepas que hacer con tu vida, si te pegan un puñetazo sales atontado. No te preocupes, nada de pánico que no se piensa bien. Cosas que hacer en este periodo: habla con mucha gente, aprende mucho de experiencias de otra gente, recurre a familia, amigos, conocidos o extraterrestres. Las ideas, la ayuda, las experiencias, pueden llegar de cualquier persona, animal o cosa. Muchas veces de quien menos te lo esperas y cuando menos te lo esperas. Así que no reduzcas tus posibilidades. Un día todos tus fracasos, experiencias, conocidos, etc se alinearán como una conjunción astral y empezarás a ver claro un camino o varios. Explóralos todos hasta ver cuál te lleva a algún lado, pueden ser varios y que a partir de ahora tu vida sea más rica. (Parece que estoy haciendo un horóscopo y en realidad es así, estas fabricando tu futuro). Sin moverte y sin pensar no vas a encontrar un camino, salvo que por pura suerte te hayas sentado en él (no suele pasar).

Cuarta: La vista atrás. Todos los conferenciantes comentaron que cuando echan la vista atrás, todo aquello que en su momento no tenía sentido y que incluso les había hecho daño ahora se les revelaba como piezas fundamentales para llegar donde habían llegado. Steve Jobs (que ya no se encuentra entre nosotros) decía que cuando le echaron de Apple, ¡la propia empresa que él había fundado!, cuando también le cerraron todas las puertas en Silicon Valley, le pareció el fin del mundo. Reaccionó y siempre comentaba que si no le llega a pasar esto, no habría fundado Pixar y lo que consideraba más importante, no habría conocido a su mujer. Volver la vista atrás en este momento es fundamental porque te das cuenta que cuando tienes un revés no hay que tener miedo. Todo lo que te ha pasado cobra sentido. A veces la vida te lleva a cosas mejores de las que habías soñado.

Esto no es aplicable sólo para construir una empresa como Apple, es aplicable para cualquier persona en su vida. Todos conocemos “gurús” de la vida que nos han dado grandes lecciones, están entre vosotros, en tu familia, conocidos, o simplemente alguien del que has oído hablar. Todos nos equivocamos y sufrimos palos que nos vuelven la cara del revés a lo largo de nuestra vida. Todos nos hemos caído al aprender a andar y hemos tenido el coraje para levantarnos. La vida está llena de tropiezos, son estos y no los buenos momentos los que enseñan, los que te obligan a no estancarte. Depende de tu actitud el que estés empezando una nueva aventura o que tu vida se hunda.


Tengo mis metas a largo plazo que modificaré según aprenda, soy flexible, pero sobre todo voy a disfrutar del viaje. Disfrutaré del presente sin estropearlo con tonterías y tendré la ilusión de qué maravilla me encontraré en la siguiente curva, porque lo bonito de esta aventura es el viaje y no el destino.


Diego Lias

lunes, 28 de septiembre de 2015

Tecnología, el problema de la solución



“Ayer dejó de trabajar el último humano”. El holograma de un antiguo presentador de televisión que incluso murió hace años, da la noticia. “Antonio Gómez, fue sustituido ayer por una máquina. Con esto se completa la sustitución universal del hombre por la máquina” continúa diciendo el holograma con forma de presentador en el noticiario. 

Parece extraído de un libro de ciencia ficción, pero sería el posible destino final de la carrera tecnológica según las últimas tendencias sobre tecnología y trabajo que se mueven en los medios, si lo llevamos al absurdo. Un libro en especial, “The Second Machine Age” (2014), escrito por dos investigadores del MIT, Andrew McAfee y Erik Brynjolfsson, así como otra serie de estudios de prestigiosos autores como Carl Benedikt y Michael A. Osborne, o incluso declaraciones del mismísimo Bill Gates (que ha demostrado haber sido un visionario en anteriores ocasiones), nos dan la mala noticia. Se ha generado un gran revuelo. Extendido y magnificado en periódicos y revistas de reconocido prestigio, también en las redes sociales. ¡Dios mío, es el fin del mundo! ¡Cómo nos gusta y cuanto vende el apocalipsis! Si no trabajara nadie porque nos sustituyeran las máquinas, una de dos, o se había terminado el castigo de Dios del trabajo al expulsarnos del paraíso y estamos en un nuevo orden económico mundial (todo es gratis) o no existiría la humanidad. Tampoco las máquinas tendrían sentido porque no habría demanda. Si nos han despedido a todos, ¿quién compraría los productos y servicios? Me gusta llevar las cosas al absurdo, a veces ves las cosas mejor.


Sin embargo, existen otras voces que critican estas tesis, incluso en el MIT como David Autor, que califica el problema de la caída del empleo como un “un gran puzle” o Richard Freeman de Harvard, que lo ve como un “enredo” en el que juegan otros muchos aspectos. Y es que la polémica surge principalmente de correlacionar el empleo con la productividad. McAfee y Brynjolfsson, consideran que tradicionalmente el empleo se incrementaba en relación con la productividad. El que ahora no lo haga, se debe a que la tecnología está sustituyendo al empleo.


Me imagino, cuando inventaron la rueda, a miles de porteadores reclamando la destrucción de la misma porque con un carro se hacía el trabajo de varios porteadores; y además, más rápido y con menos roturas. Esto que me he inventado, es lo mismo que sucedió durante la revolución industrial. En 1779, según la leyenda, Rey Ludd destruyó un telar porque estaban acabando con el trabajo de los artesanos. Aparte de convertirse en un Robin Hood de la época, dio lugar al “ludismo” movimiento contra las máquinas. Claro que si nos hubiéramos quedado con el nombre del de la rueda, se habría llamado de otra forma.

No es el capitalismo, ni otras teorías las que introdujeron las ideas de Eficacia, Eficiencia y Productividad, cuando inventaron la rueda, son conceptos inherentes al progreso. Eficacia: Conseguir metas. Eficiencia: con la menor cantidad de recursos. Productividad: mucho producto o servicio en el menor tiempo posible. La tecnología nos permite dedicar menos recursos para conseguir una meta y además en mayor cantidad. La rueda es tecnología, es una herramienta. Su uso y el uso de los recursos dependen del hombre. Puedes usar la rueda para montarla en un carro de guerra o para montarla en una carreta de transporte. Puedes utilizar a los porteadores excedentes en sembrar, si les enseñas, y así obtener más producto para llevar en el carro; o puedes dejarles a su suerte para que se mueran de hambre o busquen otras cosas que hacer.


La tecnología forma parte del desarrollo humano. Es imparable, salvo que un animal nos meta en una guerra y nos lleve a la edad de piedra. La tecnología bien utilizada, nos hace desperdiciar cada vez menos recursos, aporta mayor bienestar a la humanidad, amplía las posibilidades a la población mundial… ¿Cómo podemos despreciar tecnologías que ayudan en los diagnósticos y decir que harán falta menos médicos cuando una gran parte de la población mundial está desasistida? ¿Cómo se puede criticar un medio que ha enseñado a un niño de un país subdesarrollado a ser un virtuoso de la música simplemente por tener acceso a vídeos de cómo tocar un instrumento. A nivel de empresa, te hace ser pionero, o más eficiente que la competencia. Te ayuda a sobrevivir. A nivel personal te da la oportunidad de que el mundo sea un poco más pequeño. Te acerca a personas, ideas e incluso productos que jamás soñaste. Además hace que cada vez sean más accesibles al abaratar sus costes y precios.


La cruz de la moneda es el desempleo y su mala utilización. Hemos visto en televisión el conflicto generado en muchos sectores por estas reconversiones, minería, altos hornos, agrarias, etc. Y otras muchas que han pasado inadvertidas, ¿A que ya no se ven casi sitios a pie de calle donde alquilar películas? ¿Qué ha pasado en el sector de las agencias de viajes? ¿Dónde está toda esa gente que estaba a pie de calle buscándonos vuelos o destinos? Muchos han sido sustituidos por máquinas y se han tenido que reconvertir para poder sobrevivir. En las reconversiones mediáticas se reconducen mediante formación al personal excedente o lo que suele ser más normal, se les da un subsidio. En otros casos menos mediáticos se las “apañan como pueden”. Es un desperdicio social enorme y un problema a abordar. Las reconversiones irán en aumento, la tecnología avanza cada vez más deprisa y todo se vuelve obsoleto más rápido. Hay empresas que forman constantemente a sus trabajadores (a nivel mundial las menos), otras sólo forman a sus trabajadores “productivos”, dejando a los “improductivos” fuera (gran error). Es una lástima decirlo, pero la autoformación es fundamental para no perder valor en el mercado como profesional y quedar apartado. Aprovechad las oportunidades que dan internet y los libros si no os podéis permitir cursos. Un niño se ha convertido en virtuoso. ¿Por qué vosotros no? Voluntad. 

Este miedo que produce la tecnología a dejarte apartado, hace que incluso a nivel directivo, la oposición al “progreso” sea frontal. Ya seas sustituido por la máquina o porque no te adaptas a su manejo. Los cambios son boicoteados y la empresa pierde el ritmo. La competencia que sí se adaptó, nos sobrepasa. A la larga, todos sin empleo. Hablando hace unos días con un amigo, ahora que parece que estamos saliendo de la crisis, muchas empresas están evaluando a su personal para saber si son flexibles a los cambios. Se están dando cuenta de lo crucial que es para sobrevivir. Personal a sustituir, si es flexible y con potencial, es aprovechable en otras áreas; el que no lo es, es desechado.

La demanda está estancada y parece un problema más de la ecuación. En mi opinión va a cambiar. La tecnología ha enseñado otro mundo a los países menos ricos y quieren participar. Ahora se están produciendo desajustes como en el trabajo durante la Revolución Industrial. La presión, que es imparable, hará que poco a poco se acople la incorporación de más gente y aumente la demanda. La gestión de esta transición será clave para dirimir si esta es traumática o no.


Hay muchos otros aspectos como las inversiones, su coste, su amortización… parece técnico pero es clave para no equivocarse a la hora de tomar decisiones de compra en tecnología y ser productivos, eficientes y eficaces. Hay tecnologías que pueden no serlo. Otros aspectos quedan en el tintero por no alargar.

No podemos dar la espalda a la tecnología y ser unos “luditas”. Cuidado con los miedos, los cambios crean nuevas necesidades, nuevos oficios y nuevas oportunidades. Tenemos que encontrar soluciones para aprovechar mejor nuestros recursos y tratar mejor a nuestro planeta, soluciones para ser más flexibles y adaptarnos mejor a los cambios sin tener costes asociados como los sociales, soluciones para que la calidad de vida de las personas mejore ¿Para qué queréis que sirva la rueda?


Diego Lias

jueves, 17 de septiembre de 2015

Huida hacia adelante, la negación del fracaso.


Seguimos escuchando en la prensa económica internacional el eco del martillazo producido por la multinacional japonesa Toshiba. Un “monstruo industrial”, enorme, con una imagen de marca bien construida y que está tirándola por la ventana. El martillazo: el escandalo al conocerse la manipulación sistemática de sus libros durante los años comprendidos entre 2008 y 2014. Ni ellos mismos tienen medida aún la completa repercusión de esta huida hacia adelante. Se ha sabido que muchos empleados sufrieron fuertes presiones por parte de la cúpula directiva para realizar estas prácticas. No ha sido el primero ni será el último, podemos nombrar casos parecidos a lo largo y ancho del mundo y de la historia.

Tirso de Molina, pseudónimo de uno de nuestros mejores y más divertidos escritores de teatro del “Siglo de Oro” fue el maestro de lo que hoy en día llamamos “comedias de enredo” y que tanto éxito tienen en Hollywood. Situaciones que provienen de mentiras y malos entendidos que no se desmienten porque conviene. Unos siguen a otros y a otros en una rueda que parece no tener fin. Lo que vemos, es una realidad cada vez más disparatada y más alejada de la verdadera realidad hasta que resulta insostenible y la verdad sale a la luz. Son comedias como la famosa “Don Gil de las calzas verdes” con su final feliz de tres bodas.


Las huidas hacia adelante se parecen a las comedias de enredo pero casi nunca tienen un final feliz en la vida real (ni en la empresa, ni en la privada). Están basadas en las mentiras y las medias verdades (otro eufemismo para una mentira más potente). He visto unas cuantas a lo largo de mi vida profesional y no recuerdo ninguna que saliera bien. No son sólo mentiras sobre falsear libros, se falsean también datos comerciales, perspectivas y expectativas, conversaciones, situaciones… También hay huidas hacia delante en la vida privada al no afrontar los problemas, al querer taparlos, al mentir y mentirnos. No falseamos libros, falseamos vidas, cualidades, actitudes, conversaciones,… en una espiral que nos lleva a un final mucho más infeliz que si hubiéramos afrontado el primer problema, el primer fracaso.

Fracaso y mentiras. En psicología infantil, una de las explicaciones que se da sobre las mentiras recurrentes es que son una forma de robar cariño y atención con menos esfuerzo. No veo a los directivos de Toshiba robando cariño y atención en el sentido de un niño, pero si la búsqueda de un reconocimiento no merecido o la elusión de perder el cariño de sus accionistas (¡A la calle!). Por otro lado ese “menos esfuerzo”, que no han dedicado a hacer las cosas bien y han sustituido con palabras fáciles de decir y papel, que todo lo aguanta.

No pensareis que alguien se despierta un día y dice “Voy a falsear los libros de una gran compañía, a ver si consigo hundirla”, “Voy a atracar un banco, cogeré rehenes, los mataré y terminarán matándome” o “Voy a tirar mi matrimonio por la ventana haciendo todo tipo de estupideces hasta que sea insostenible” Todo comienza normalmente con un pequeño fallo en las expectativas que se tiene sobre nosotros y que tapamos con una pequeña mentira. “Paso ventas del mes siguiente al que tengo que reportar y ya me pondré al día el mes que viene”; “los resultados no son los previstos, toco un poco aquí y allí y con un poco que empujemos el mes que viene está solucionado”; digo que he hecho esto o que soy aquello y así no doy explicaciones, “total no creo que me pregunten más”…. Empezar un mes teniendo que remontar el anterior y encima cumplir con el resultado del propio mes, ya se hace cuesta arriba y muchas veces no se consigue. Si le sigue otra “patada hacia adelante” la bola de nieve se hace más y más grande para encubrir las anteriores mentiras. El tiempo se consume en evitar que te pillen en vez de buscar los problemas y las soluciones, no se hace nada, por eso es una huida hacia delante.
“Una mentira es como una bola de nieve; cuanto más tiempo se la hace rodar, más grande se vuelve.” Martín Lutero
Hay personas con una habilidad excepcional para mentir y tapar la huida hacia delante. Olvídate de mirar a los ojos, ver nerviosismo y el resto de técnicas que enseñan en cursos y series de televisión. Muchas veces los propios números delatan la mentira, pero estos “Giles de las calzas” son capaces de engatusar, desviar la atención. Yo los llamo “encantadores de serpientes” Hacen que sólo se mire hacia donde quieren y no se actúe. De tanto mentir terminan creyendo sus propias mentiras (los psicólogos los llaman pseudólogos), por eso es tan difícil detectarlas. Internamente, sin demostrarlo ante los engañados, se vuelven nerviosos e irascibles. El miedo a que les pillen, les convierte en inestables y lo vuelcan en su personal.

Un día cae el telón y todo se hace evidente, es más, te das cuenta que antes había importantes señales y no las has visto. La mayor parte de las veces las situaciones no se pueden o son difíciles de reconducir, el velo cayó demasiado tarde. Mucha gente se ve afectada. Despidos, pérdidas o incluso el hundimiento para los accionistas, matrimonios rotos,… y “Gil de las calzas verdes” queda sin reputación. Una de las cosas que genera más rechazo es sentirnos engañados. Un ejemplo estupendo de como nuestra marca personal afecta a la empresa. El rechazo se traslada al nombre de la empresa.
“Las mentiras son como las arrugas, poco a poco van saliendo.” Alin Segovia
Hace poco, durante una cena con un amigo, surgió el nombre de un “Gil de las calzas verdes” que vivimos los dos a nivel empresarial. Sinceramente, y así lo comentamos, no era un mal profesional ni persona, simplemente las mentiras se le fueron enrollando y enrollando entre las piernas hasta que al fin cayó, y cayó y cayó. La perspectiva del tiempo pasado, daba una buena visión del conjunto. No sólo se desveló hace ya muchos años la red de mentiras que tejió, su buen nombre quedó tan “tocado” que años después, en esta conversación, me enteré que estaba sólo, sin familia y malviviendo. Este no es el único caso que he vivido y conozco finales parecidos. Sus acciones trajeron mucho dolor a muchas personas, ¡menudas consecuencias! El caso de Toshiba las tiene y las tendrá para sus accionistas y empleados. Aun así no dejo de pensar que gente normal, al principio por una cosa “sin importancia”, se fueron enrollando poco a poco una soga alredor de su cuello en una huida hacia adelante.


Por si estamos a punto de que se nos enrede un pie: “Más vale una vez rojo que cien colorado”. Honestidad, al reconocer los fracasos, al analizar su procedencia y al tomar las medidas correctoras. A veces las cosas no salen bien por falta de esfuerzo, por haber dejado pasar algo, etc. pero también hay causas externas. Cuanto antes se identifiquen las desviaciones o errores, antes se corrigen y no van a más.

Por si no queremos ser de los engañados: hay muchas puertas que se le pueden poner al campo, controles internos y externos, análisis de la inconsistencia de datos, hasta sistemas de denuncia anónima. Como el “Gil de las calzas” sea listo y encima sean varios como en Toshiba, no hay puertas que valgan y pasamos al refrán de “no se le puede poner puertas al campo”. Los controles ayudan a reducir el riesgo (a veces “Gil” no es lo suficientemente listo) y a disuadir (“por si me pillan” o “está difícil poder engañar”) pero no eliminan todo el riesgo.

En los casos gordos que conozco, lo que comento a continuación no ha sido de aplicación, pero se puede dar. Cuidado con los estilos de dirección que penalizan en exceso los errores. Hemos comentado que todo empieza con cosas pequeñas. Broncas o castigos excesivos por pequeñas cosas pueden llevar a que por miedo se oculten y pasen a ser grandes. Recordemos que todos cometemos errores y “Al que cuece y amasa de todo le pasa”. El que no toma decisiones y no actúa, no se equivoca nunca.

La huida hacia delante es como el remolino del inodoro (WC), es capaz de llevarse los esfuerzos de mucha gente a la alcantarilla. Negar un fracaso por miedo a una bofetada es el mejor camino a recibir una paliza por un fracaso mayor. Sed valientes, a la larga es mejor.

Diego Lias


jueves, 3 de septiembre de 2015

Escupiendo hacia arriba, arrogancia.


Durante la presentación en España de un nuevo modelo de vehículo de 7 plazas, una de las actividades que se realizaron fue una ruta en solitario pasando por varios puntos y llegando todos a un destino a comer. Nos asignaron un vehículo a varios compañeros de trabajo e inmediatamente me presenté para conducirlo “Dejadme a mí que me oriento como un palomo”. Minutos después, terminamos perdidos,… pero muy perdidos, casi no llegamos a tiempo. No os tengo que contar las bromas que me tocaron soportar por parte de los compañeros hasta que llegamos, y después en la comida (muy merecidas y bastante ingeniosas si les quito el componente de vergüenza). No me quedé con el apodo de “Palomo” por muy poco.

Hay frases mucho más memorables que las del “palomo”. ¡No iba a ser el único en “escupir hacia arriba”! Algún ejemplito: “Este es el inicio del imperio más grande; el Tercer Reich, que durará mil años” Adolf Hitler. “Este barco no lo puede hundir ni Dios” Thomas Andrews Ingeniero diseñador del Titanic. “Los vietnamitas carecen de la habilidad para conducir una guerra por sí mismos o para gobernarse por sí mismos” Vicepresidente Nixon. El Tercer Reich no duró mil años, el Titanic se hundió en el primer viaje, los Vietnamitas parece que al final si sabían conducir una guerra… y yo me perdí.


El Instituto Cervantes afirma que aunque hay varias interpretaciones sobre esta frase popular, la idea central es la arrogancia. El sentido es recriminar la arrogancia y advertir sobre la posibilidad de recibir “tu merecido”. Aparece en la obra de Benito Pérez Galdós “Napoleón en Madrid” “…el orgullo es pecado, y quien al cielo escupe, en la cara le cae” No es más que un sentimiento popular que proviene posiblemente del origen de los tiempos. Las creencias de la Grecia Clásica se refieren al “Hybris” como el pecado del exceso en cualquier campo, de creerse como un dios. Némesis es la diosa que castiga el exceso, la arrogancia. El primer pecado del Antiguo Testamento, fue querer ser como Dios. Es el más importante de los pecados en la Divina Comedia de Dante por ser padre de otros muchos. En mi opinión, el sentido es creernos por encima de los demás, del bien y del mal, estar en posesión de la verdad, el conocimiento, la bondad... Da igual la cultura, el lugar del mundo o la religión que analicemos, todas tienen este concepto y su Némesis (castigo).


Crear una marca Premium es un trabajo de años y esfuerzo. No sólo se construye con un producto excelente, ni con un servicio esmerado. Una marca transmite un sentimiento, un orgullo de pertenencia. Es una experiencia emocional, el esfuerzo por conseguir ese sentimiento del cliente en el producto, servicio y todo lo que le rodea, construye la marca, la confianza del cliente. Este orgullo se transmite a la propia organización. El orgullo no es malo en sí, es bueno en el sentido de la satisfacción del trabajo bien hecho, pero hay una delgada línea roja que si se traspasa, nos lleva a la arrogancia. Cuando un cliente comienza a percibir arrogancia, la marca  pierde valor y surge la indiferencia o incluso el rechazo. Hay muchos ejemplos; por citar alguno, el lanzamiento de la Playstation 3 en la que Sony terminó reconociendo su arrogancia en público pidiendo disculpas y recondujo su política. 


“El ABC de la decadencia en los negocios es la arrogancia, la burocracia y la autocomplacencia”. Buffett en el decálogo que dejó a su sucesor

Casi todas las teorías psicológicas coinciden en que es una distorsión de la realidad sobre nosotros mismos o nuestras empresas, nuestra imagen se encuentra “inflada” y no es percibida de igual manera por los demás. (Teoría de la neurosis de Karen Horney, Análisis Transaccional de Berne, etc.) Puede llegar a ser patológico pero todos pecamos en mayor o menor medida, también hay grados en el comportamiento hacia los demás, pero insisto en que no debe confundirse con tener seguridad en uno mismo, tener confianza en hacer algo bien. Es un posicionamiento sobre los demás, pretender tener derechos por la importancia autoatribuida. Es pensar que la Playstation se vendería por el hecho de ser de Sony y haber sido la líder, sin explicar al público qué nuevas ventajas incluía y teniendo un posicionamiento prepotente.

“El diablo no es el príncipe de la materia, el diablo es la arrogancia del espíritu, la fe sin sonrisa, la verdad jamás tocada por la duda.” Umberto Eco

La Némesis es el castigo. La arrogancia, despreciar o menospreciar a los demás, no sale gratis.
  • Genera rechazo (“¡Que les compre su padre!”), odio si no puedes evitar el trato (“…el día que pueda me deshago de esta marca y desde hoy hablo mal de ella), pérdida de confianza (“Cree a aquellos que buscan la verdad, duda de los que la han encontrado” André Gide), relaciones de ganador-perdedor ("La arrogancia no es delicada, es la complacencia de sí mismo tomando ventaja de los demás" Samuel Johnson),… esta desconexión, esta falta de empatía, lleva directamente al rechazo y la soledad. Dejar de vender en el plano profesional y a la soledad (aunque te rodee gente) en el plano personal.
  • Cuando estas aislado, en la cima, no escuchas, no aprendes. Es posible que incluso intentes eliminar del equipo al pesado que aporta otras ideas. Caes en la autocomplacencia, los aduladores te rodean porque los que tenían otras opiniones hace tiempo que se fueron. Tu mente se nubla y la ceguera hace que pienses que los aciertos son tuyos y los fallos de este o ese inútil, o de las circunstancias adversas. No analizarás tus errores para mejorarlos y posiblemente despidas a alguien válido. Sobrevaloras tus capacidades, piensas que todo lo puedes y no llegas a los objetivos que te has marcado. Subestimarás a la competencia, creerás que no lo pueden hacer mejor que tú y un día tendrás la soberbia de incluso preguntar: “si nuestro producto es mejor que el de la competencia… ¿Por qué  venden más?”. Tendrás baja tolerancia a la frustración al no admitir errores y perderás las formas incluso de los medios o de otras personas. Hasta está demostrado el riesgo cardiovascular.

Vendrá entonces Némesis. Los dioses te castigarán… no, no es un castigo de los dioses. Si luego pierdes el trabajo, la empresa, los amigos o la vida, es una consecuencia de tus actos.

Es muy probable que llegados a este punto estés pensando en políticos, poderosos, jefes en general. Es normal, está a la orden del día y es más fácil ver la paja en el ojo ajeno. No estamos libres de caer ninguno, incluso a diario, y lo vemos a nuestro alrededor, no hace falta que sea el jefe o un poderoso. El trato con un dependiente, una conversación en la que a un tercero se le ha puesto por debajo de tus cualidades morales, de inteligencia, sociales, físicas, etc; y de qué manera y con menudos adjetivos. No valorar las ideas dependiendo de quién vengan. A nivel social, la arrogancia es el principal implicado en el acoso escolar y en las empresas, la discriminación, los malos tratos, los genocidios… En las empresas, el mal ambiente, la falta de ideas, el miedo, la pérdida de ventas y clientes, el incremento en costes, el hundimiento…

Es tan fácil caer… yo tengo un objeto en mi mesa que me recuerda el peligro de caer porque no te das ni cuenta. Aparte de la tontería del objeto, todos somos finitos y cometemos errores, aquel que te ayuda a superarlos, agradéceselo. Haz las cosas bien porque es lo correcto y no por la fama o la gloria. Has llegado donde has llegado por tu esfuerzo y tus cualidades,… y por otras muchas cosas más. Piensa que las cualidades son innatas, las puedes potenciar y ese es tu mérito pero tienes que tenerlas. Sobre todo date cuenta que no serías lo que eres sin la ayuda de muchísima gente que se ha cruzado en tu camino. Si los demás son importantes, trabaja tu empatía. Siéntete orgulloso de lo realizado y agradecido en los momentos difíciles para superarlos pero cuando estés en un momento de éxito, piensa inmediatamente en todo lo que te queda por recorrer y en toda la ayuda que siempre necesitarás. Ya estás menos cerca de ser un dios y más centrado en tus próximos objetivos.


El día que te vuelves arrogante crees que has tocado techo, lo que no sabes es que hay más pisos por encima y que vas en el ascensor camino del sótano.


Diego Lias