“Sólo Burnside es capaz de transformar una victoria cierta en una
derrota espectacular” Abraham Lincoln.
Se
considera a Ambrose E. Burnside posiblemente el general más incompetente de la
Guerra Civil Americana. Burnside, aprendiz de sastre en su juventud, consiguió
entrar en la academia militar terminando ligeramente por encima de la media de
su promoción. Se perdió la guerra con Méjico por muy poco y casi salió en una
de esas películas del Oeste luchando contra los Apaches cuando lo destinaron a
la frontera del Oeste. Le hirieron en una refriega con Apaches cerca de Las Vegas.
Más tarde fue empresario, fabricó carabinas, lo perdió todo por un incendio y
trabajó para el ferrocarril. Al estallar la Guerra Civil, se enrola y participa
como brigadier en la batalla de Bull Run, sin pena ni gloria. Es ascendido poco
después y puesto al mando de la División de Costa del Ejército del Potomac
donde realiza una buena campaña y consigue el 80% de la costa de Carolina del
Norte. Asume el control del ala derecha del Ejército del Potomac y aquí empieza
su leyenda.
Batalla
de Antietam: ralentiza el avance del ejército de forma crucial al no conseguir
tomar un puente. Lo peor fue que el río se podía haber vadeado en varios puntos
al no tener mucha profundidad. Se le olvidó reconocer la zona. El coste fue
alto, numerosas vidas y el parón de la ofensiva.
La
guerra es la guerra, durante el siguiente periodo rehusó ser general dos veces,
él mismo dijo no valer para ello. Por no quedar al mando de alguien que no le
apreciaba, aceptó a la tercera. Obtuvo el mando del Ejército del Potomac en el
ataque a Fredericksburg, su indecisión retrasó el último avance y permitió a
Lee situar de forma muy favorable las baterías. Fue un desastre, durante un
tiempo le llamaron “el Carnicero de Fredericksburg”. Intentó dimitir varias
veces, Lincon no se lo permitió. Transcurre un periodo de incompetencias
menores hasta llegar a la más conocida.
El
Crater: Petersburg, julio 1864. El frente estaba estancado, a su mando un
regimiento de mineros. Decide cavar una mina hasta las líneas enemigas y salta
por los aires esa sección del frente (278 confederados muertos). El regimiento
de negros entrenados para ese avance es reemplazado por otro, decisión superior
a él. El que encabeza el ataque no entiende las ordenes y se mete en el cráter
producido por la explosión (52m X 24m por 10m de profundidad), quizás porque el
oficial al mando estaba en retaguardia borracho como una cuba, (otro
incompetente). La siguiente oleada se junta en el cráter y para no ser menos el
oficial al mando se queda acompañando al anterior en su borrachera. Burnside
seguía enviando oleadas ajeno a lo que sucedía. Llegó la tercera, el cráter
esta abarrotado como si fuera una fiesta (10.000 hombres), pero la fiesta la
estaban montando en retaguardia. El general Lee para entonces había reaccionado
y tapa la brecha desplazando parte de su ejército, sólo tuvieron que disparar a
un blanco muy concentrado. Lo que con toda certeza habría sido la ruptura del
frente, la incompetencia multiplicada lo convirtió en más de 4.000 bajas de la
Unión. En ésta, sí que le relevaron del mando.
Más
tarde dirigió varias empresas de ferrocarriles y llegó a ser Gobernador tres
veces y después Senador por Rhode Island en dos ocasiones. Tiene hasta una
estatua ecuestre y varios centros llevan su nombre, en reconocimiento a méritos
posteriores, entendemos.
Perdonad
la longitud, pero la vida de un famoso incompetente resumida en una hoja no es
tanto. Lo importante es la gran cantidad de enseñanzas a extraer:
- ¡El Principio de Peter funciona! “En una
jerarquía, todo empleado tiende a ascender hasta su nivel de incompetencia:
la nata sube hasta cortarse” pero sólo en parte. Mucha gente no lo sabe
pero tiene dos axiomas, el segundo es: “El trabajo es realizado por
aquellos empleados que no han alcanzado todavía su nivel de incompetencia”
no tuvo en cuenta que los otros empleados habían llegado también al primer
axioma, no quedaba nadie competente para hacer el trabajo. Es más, el
liderazgo de un incompetente genera más incompetencia, porque se rodea de
incompetentes, los que son competentes o se van frustrados, son
sacrificados como cabezas de turco o si se quedan frustrados, dejan de
actuar competentemente por desidia u otras motivaciones…
- ¡El Principio de Dilbert se utiliza pero no es
correcta la conclusión! Dilbert es un personaje de tira cómica de los 90
(Scott Adams) y es una variación no académica del de Peter "los
trabajadores más ineficientes son trasladados sistemáticamente a los
sitios de trabajo donde pueden causar menos destrozos, es decir, la
dirección de la empresa". Es verdad, he visto “aparcar” gente en
ciertos niveles, o mantenerlos a pesar de saberse que son incompetentes
por diversos motivos. Se suele pensar que se pueden limitar las
consecuencias. Las consecuencias, como hemos visto en el ejemplo, son
espeluznantes, miles de muertos. En las empresas son bajas de talento y
poner en riesgo no sólo el avance, sino la supervivencia del ejército,
perdón, empresa.
- El efecto Dunning-Kruger también funciona. Es un sesgo cognitivo, una sobreestimación de nuestras capacidades, según el cual las personas con escaso conocimiento tienden sistemáticamente a pensar que saben mucho más de lo que saben y a considerarse más inteligentes que otras personas más preparadas, debido a que su propia incompetencia les dificulta reconocer sus errores y evaluar la competencia de los demás. La ignorancia no es no estar informado, es estar mal informado. Demostrado en 1999. Bueno creo que alguien más dijo algo al respecto antes “El ignorante afirma, el sabio duda y reflexiona” Aristóteles. “El primer paso de la ignorancia es presumir de saber, y muchos sabrían si no pensasen que saben” Baltasar Gracian “¡Ay de mí que ni siquiera sé lo que no sé!” San Agustín. Por no poner la típica de Sócrates “sólo sé que no…” Pudiera parecer que Burnside era conocedor de sus limitaciones al negarse a ascender dos veces. La realidad es que una vez estaba en el puesto, parece ser que no escuchaba mucho a los demás. Incluso estuvo a punto de tener un amotinamiento, y es que como decía Demófito “No es poca ciencia aprender a soportar las tonterías de los ignorantes”. O en la toma del puente, cuando le llegaban correos con indicaciones para que lo tomara y cómo, se indignaba. “Dar consejos al hombre avisado es superfluo; darlos al ignorante es poca cosa” Séneca. Todos tenemos ejemplos de incompetentes por ignorancia, por su falta de realismo sobre sus habilidades, por su superioridad ilusoria mantenida sobre el resto, coincidente en realidad con una baja autoestima. Es común que desestimen la labor de los demás y achaquen los fracasos a la incompetencia ajena o la mala suerte. Son, por tanto, incapaces de mejorar, ya que no hay nada que mejorar.
- La ley de la controversia de Benford es una ley sociológica (es decir, que es lo habitual pero no se cumple siempre). La pasión asociada a una discusión es inversamente proporcional a la cantidad de información real disponible. Ésta también me suena de antes “La ignorancia afirma o niega rotundamente” Voltaire. Un buen indicativo para identificar a un incompetente en esa materia, pero no siempre se cumple, como en este caso. No parece que fuera éste su carácter, según la información de que dispongo, pero es cierto que lo he visto en otros casos.
- Principio de Hanlon “Nunca le atribuya a la maldad lo que puede ser explicado por la estupidez“. Aunque me gusta más el punto de vista de Balzac “La ignorancia es la madre de todos los crímenes. Un crimen es, ante todo, una falta de raciocinio” A veces es mejor tener a alguien malo que a un incompetente por jefe. Por lo menos, cuando hace una maldad, la ha meditado y ha medido sus consecuencias. Un incompetente no las mide porque las desconoce, lo que lo hace más peligroso. Se puede matar hasta él mismo (y antes al resto). ¡Madre mía!, Burnside fue el responsable de muchísimas muertes que se podían haber evitado y no creo que fuera por maldad.
- Principio universal: “todos somos incompetentes” Somos seres finitos, ni siquiera sabemos todo de algo. Además, no siempre estamos con todos nuestros sentidos en lo que hacemos. Tenemos la falsa seguridad de que por haber sido entrenados en algo o que tengamos estudios, somos siempre competentes. Es más, llegamos a pensar que dominamos otras materias distintas por extensión. Por tanto tomamos decisiones que pueden hacernos incompetentes. Hace poco leí una entrevista a un famoso neurocirujano y comentaba lo duro que es tener que aprender de los errores, sobre todo cuando depende una vida de ello. Él pensaba que lamentablemente, era inevitable para hacer buenos médicos. Esto no es ser un incompetente, el incompetente no ve sus errores y no aprende de ellos. Por eso sigue cometiéndolos, y cada vez más grandes.
Un
inciso. Nunca digáis a un incompetente que lo es. Si es tu jefe te costará la
cabeza, si es un compañero te dirá que para que te metes y que qué sabrás, si
es alguien a tu mando pensará que eres injusto como poco. Todos tienen la
autoestima muy alta. Es uno mismo el que
tiene que darse cuenta de su propia incompetencia. Mal asunto, ¿verdad?
¡Qué
fácil es ver la incompetencia en los demás y que poco en nosotros mismos! La mayor parte de las críticas en las empresas
giran en torno a la incompetencia de este o aquel jefe, compañero, a bajo
nuestra responsabilidad. Fuera, las conversaciones son sobre la incompetencia de
un jugador, un entrenador, un político, tal vecino por su incompetencia para
ser padre, etc. ¿Y nosotros? ¿Somos los únicos listos? A veces lo parece. La
parte positiva es que todos podemos llegar a ser competentes, esforzándonos por
aprender, siendo conscientes de nuestras limitaciones. Burnside parece que hizo
una buena labor después de la guerra, tanto como para que le fuera reconocida
ampliamente. Dicen que aprender es la cura. ¡Cuidado! Ayuda y mucho, pero crea
la falsa seguridad de saber. La verdadera cura es la Humildad.
Diego
Lias