martes, 25 de noviembre de 2014

VERGÜENZA

No paro de escuchar últimamente frases como “esto o aquello es una vergüenza”, “no sé cómo no les da vergüenza”, “es un sinvergüenza” y la verdad es que la vergüenza tiene muchas más implicaciones en nuestras vidas de las que podamos pensar a simple vista, y no me refiero a estas frases, que también nos afectan, sino a la vergüenza en nuestro día a día.

Como no paramos de investigar sobre nuestro cerebro, ya han encontrado donde guardamos nuestra vergüenza (en singular, en plural “nuestras vergüenzas” ya estaban localizadas) Se encuentra en la corteza cingulada pregenual anterior, según se hizo público en la reunión anual de la Academia Americana de Neurología del 2011. Fue en un estudio realizado por la Universidad de California. Ya sabíamos que nos andaba rondando la cabeza desde mucho antes, esto era ya por concretar. “La liberación es no sentirse ya nunca más avergonzado de uno mismo” Nietzsche, por citar a un filósofo antes del estudio y sobre los que antes explicaron qué nos ronda por la cabeza para estar un poco descentrados, Freud dio vueltas al concepto de vergüenza y la movilización de los mecanismos psicológicos de defensa. Por citar a algunos.

Como ya hemos visto que gente “sesuda” se ha preocupado por la vergüenza, parece que no perderemos el tiempo si nos preguntamos ¿Qué es la vergüenza? ¿Cómo afecta a nuestra vida dentro y fuera de la empresa?

Es un arma increíblemente potente de socialización, tanto en sentido positivo como en negativo. Genera un sentimiento desagradable, a veces insoportable, física y psicológicamente, nos hace darnos cuenta de que somos seres finitos y con imperfecciones ante los demás. De una forma positiva nos muestra el camino para superarnos y que seamos mejor aceptados por el grupo. De una forma negativa esa misma toma de conciencia puede alejarnos y escondernos de los demás. De nuevo estamos ante un enfoque de actitud ante la vida, ver oportunidades o ver fracasos.

El ambiente en general marca la pauta, la sociedad, los valores, la familia, la cultura, el cómo interiorizamos todo y lo hacemos nuestro, nos dicta los modelos a seguir y la desviación tanto en lo que somos como en nuestra conducta, genera la vergüenza. Ruborizarnos, desviar la mirada, la sonrisita tonta, son algunos síntomas leves físicos. La vergüenza habla más de tus carencias como persona que sobre lo concreto de algo mal hecho, que sería la culpa, aunque a veces se entremezclan, por eso se distinguen mal. Está aparejado más a sentimientos de inferioridad y de rechazo por no estar a la altura, es sentirse vulnerable, querer desparecer de la mirada de los demás que parecen mirar dentro de ti. Es un sentimiento tan desagradable y fuerte que solo piensas en librarte de él.

Cuando intentamos evitar este sentimiento horrible con un enfoque autodestructivo, caemos en formas tan conocidas y familiares como:
  • La huida: no es sólo la típica escena en la que avergüenzan a alguien y sale corriendo, es el salir corriendo en otra dirección por miedo a que alguien nos avergüence y nos deje mal, por ejemplo es la principal causa de evitar la confrontación, no confías en tus cualidades para defender tu postura y temes quedar en ridículo. Es una excusa para no hablar en público. Es la culpable del miedo al fracaso…
  • Quedarnos bloqueados: Estás en una negociación, sacan un asunto que no esperabas y te avergüenzas, sufres el bloqueo, nada viene a tu mente y quedas como un idiota, luego te viene a la cabeza todo y piensas las frases fantásticas que te habrían dejado fenomenal y te sientes aún más idiota.
  • La caída de la autoestima: Piensas que no eres capaz, que los demás son mejores. Te refugias en el conformismo. Te haces invisible.
  • La ira: Muchas personas que no tienen una buena imagen de sí mismos (se avergüenzan de sus cualidades o forma se ser) vuelcan su frustración en los demás. Es un estereotipo muy definido en la oficina. La mejor defensa el ataque, aunque la mayoría de las veces el ataque inicial ha sido sólo imaginario. Obtenido de su falta de confianza en sus cualidades, de su vergüenza.
  • La crítica y hacer a los demás tan pequeños como yo me veo. Si no puedo ser tan bueno como los demás porque me avergüenza lo que soy, haré que los demás parezcan peores que yo. Echar la culpa a los demás. Madre de la discriminación y el mirar por encima del hombro. Padre de humillar, que es proyectar tus carencias en otra persona haciéndola sentir vergüenza ante los demás. Distraes la atención hacia otro.
  • Disfrazar mi verdadero yo: Como no quiero que descubran mi verdadero yo porque no me veo lo suficientemente bueno, lo disfrazo, finjo ser el que no soy. Es el figurar, el presumir, el vivir en la mentira. Surge la arrogancia.
La falta de vergüenza es también nociva. Es donde nos encontramos situaciones parecidas a las frases del principio. La personificación del egoísmo. No tener en cuenta los límites en donde molesto o daño a los demás, donde les pongo en situaciones que les resultan desagradables. La vergüenza te advierte del ataque a los demás, de actuar en contra de los intereses del grupo.

Cuando intentamos evitar este sentimiento horrible con un enfoque equilibrado, en realidad no lo evitamos, lo que conseguimos es que dure poco. No caemos en espirales autodestructivas como las descritas anteriormente. Analizamos el sentimiento, lo reconducimos y sacamos provecho. Es nuestro “Pepito Grillo” que nos habla cuando nos relacionamos mal con los demás. Es una fuente de motivación para el cambio a mejor. Soy persona, tengo fallos y debo mejorar, esta frase es la más difícil del mundo. Hasta que no la dices conscientemente, no comienzas el cambio y te escudas en las técnicas anteriores, como un borracho que por vergüenza niega que lo sea e imposibilita su cambio. Sé consciente también que los patrones sociales son modelos, no podemos ser iguales. No todos los patrones son buenos o hechos para todas las personas. La otra consciencia que debes tomar es que es imposible gustar a todo el mundo. La actitud debe de ser como cuando te caes, te duele más la vergüenza que tu cuerpo, te levantas riéndote con los demás por el fallo tonto y sigues. Le pondrás remedio para no volverte a caer porque te has hecho daño, pero lo solucionas con humor y sigues. Porque te hagan daño no te cierres al mundo, por caerte no dejas de andar.

La vergüenza y la falta de vergüenza nos aleja de los demás, nos hace estar solos. Sin los demás no somos felices, somos seres sociales.  Mantén el equilibrio, escucha a “Pepito”, mejora, aporta al grupo, a los demás. No sólo conseguirás que todo funcione mejor, serás más feliz.

Diego Lias

2 comentarios:

  1. Me gusta el tono desenfadado que utilizas en alguno de tus artículos, dentro de la profundidad del pensamiento que esconden. Quizá tu experiencia dentro del mundo de la empresa, según tu CV, te ha dado una visión panorámica de las situaciones reales de la empresa, sus circunstancias, sus conductas sociales, etc.; en definitiva, una mirada crítica y pormenorizada de las situaciones en las que se puede encontrar y posibles soluciones genéricas.
    Me gusta tu blog y de vez en cuando reviso alguno de tus artículos para nutrirme de tus experiencias y el mensaje que encierran.
    ¡ Enhorabuena !. Sigue alegrándonos con tu capacidad de diagnóstico.

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    1. Muchas gracias, me da vergüenza lo que me has puesto. Me he puesto colorado.

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