20 de junio de 1898, el crucero
USS Charleston, al mando del capitán Henry Glass realiza una andanada con tres
de sus piezas frente a las fortificaciones de la isla de Guam, que por aquel
entonces se llamaba Guaján. Inmediatamente una barca sale del puerto y sube una
delegación. El oficial al mando del puerto se disculpa por no haber podido
responder a las salvas de saludo ya que los cañones del fuerte están tan
erosionados y son tan antiguos que nadie se atreve a dispararlos ni para
salvas; acto seguido les da cordialmente la bienvenida. El capitán Glass le
informa que ha venido a tomar la plaza, que Estados Unidos y España están en
guerra y que se den por prisioneros de guerra. El último mensaje recibido en
Guam por parte de España se recibió el 14 de abril manifestando un posible
acercamiento con Estados Unidos. El 23 de abril España declaró la guerra a
Estados Unidos tras el bloqueo naval de Cuba. A alguien se le “pasó” avisar.
Estupenda historia teniendo en cuenta que los disparos no debieron acertar ni
de cerca a nada para haberlos considerado salvas y que el capitán americano
logró la capitulación de Guam pero no pidió la de las Islas Marianas, de las
que Guam era centro administrativo. Este otro desliz, hizo que vendiéramos el
resto de islas a los alemanes posteriormente. Y con esta rocambolesca historia
perdimos Guaján y pasó a llamarse Guam, La expedición Magallanes-El Cano descubrió
La Marianas en 1512 y las perdimos en 1898, pasando a manos estadounidenses hasta
nuestros días como territorio no incorporado.
En el mundo hay algunos mediocres
y a veces se juntan. España en 1898 como todos sabemos estaba regida por
mediocres en todos sus estamentos. No fueron capaces ni de coordinar el aviso a
las colonias (que tampoco eran ya tantas; cuatro: Cuba, Filipinas, Puerto Rico
y Las Marianas). Los artilleros
americanos, tampoco eran “TOP”. Los “pepinazos” serían tan altos que los
Españoles ni oyeron el silbido y mucho menos vieron donde cayeron (desde luego
no les dieron, si no habrían protestado). El oficial del puerto no había hecho
el mantenimiento de los cañones españoles, ni probablemente sus antecesores. El
Capitán, parece que en aquel momento no estuvo muy listo y no reclamó todas Las
Marianas, aunque llegó a ser almirante, el que años más tarde protegió la
“Revolución” de Panamá para independizarse de Colombia con varios barcos.
Revolución que posibilitó el poder construir el canal que tanto interesaba a
Roosevelt.
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Por lo que llevo visto en las
empresas y fuera de ellas hay tres tipos de mediocres: Obligados, Convencidos y
Acomplejados.
- Obligados: cuando ves un departamento de personas grises es porque su jefe es gris. Pueden ser personas con grandes ideas, con ganas de aplicarlas, hasta en los trabajos más simples, pero se han llevado tantos palos que piensan que para qué esforzarse. Al que sobresale se le golpea, mejor no sobresalir.
- Convencidos: en realidad auténticos vagos y cobardes. No toman decisiones, son continuistas. ¿Para qué cambiar? Es un riesgo, siempre se ha hecho así y si nos vamos a la ruina será por el mercado o lo que sea, no porque yo tomé una decisión que pueden decir que fue lo que nos llevó a ello. Estoy cómodo donde estoy. También muchas veces amparados en “como no soy muy importante, si no hago nada no se nota mucho”
- Acomplejados: Conocedores a nivel inconsciente o consciente de que son mediocres, no pueden soportar a los que les superan. Hacen descender a cualquiera por debajo de su nivel. Si se resiste, es una amenaza y suele terminar en la calle. Aviso a navegantes que hace que si hay algún otro, se convierta en Mediocre Obligado.

Ojo porque es un virus muy
contagioso que si no se pone remedio se extiende, los infectados pueden ir
saltando de estado. En una consultoría que hicimos en un ayuntamiento había un
grupo de funcionarios que posiblemente empezaron siendo Convencidos pero que
habían pasado a Acomplejados porque tenían un compañero que hacía lo que tenía
que hacer y les dejaba en mal lugar. Lo tenían martirizado con sus comentarios
y bromas de mal gusto.
La mediocridad no sólo es mala en
sí por su falta de afán de superación, sino porque es la sombra que ahoga el
ingenio y el empuje, el lodo que todo lo frena. Las empresas y la sociedad se
vuelven inoperativas y las personas una carcasa vacía de la que al final de la
vida no ha salido nada. Su principal arma es la calumnia soterrada. No la
directa en la que se expone el mediocre, no olvidemos que es cobarde y utiliza
al grupo o generalizar para ocultarse en sus ataques.
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Da igual a que os dediquéis,
muchos no llegaremos a que nos recuerden dentro de cien años ¿o sí? Si no se
intenta, seguro que no. La mediocridad no está en el trabajo que desempeñes o
lo grande que llegues a ser socialmente, los mediocres están repartidos en lo más
alto, en medio y en lo más bajo de la sociedad o empresas. Lo importante es que
siempre que hagas algo, lo des todo por convicción, aunque no se consigan los
objetivos o no se reconozcan. El sentido a tu vida lo das tú con lo que marcas
como importante, con agrandar tu autoestima y luchar por lo que vale la pena.
No seas mediocre, se grande hasta en las pequeñas cosas.
Diego Lias
Excelente artículo. Comparto tu visión. Creo que, de mis treinta años de experiencia laboral, la primera mitad me la he pasado rodeado de mediocres, sintiéndome sapo de otro pozo y con pavor -casi patológico- de contagiarme. La segunda mitad -ya con gente a cargo- me la he pasado tratando de combatirla. Si me estuviera permitido, quisiera aportar una clasificación diferente a la realizada, la cual, no debe contemplarse como excluyente, sino como complementaria a la misma: https://www.pinterest.com/pin/343118065334448374/ Gracias por dejarme compartir estas reflexiones. Saludos cordiales.
ResponderEliminarGracias Andrian por tu comentario y por aportar más. La gráfica me ha recordado al Principio de Dilbert que es una extensión del de Peter "Todo empleado ascienda hasta su máximo nivel de incompetencia" y añada al de Peter "es decir, a la dirección". Es verdad que la calidad de la persona al mando es determinante de la actitud del equipo. Su influencia es enorme. Recomiendo leer cómo transformó Escipión a las Legiones Malditas (libro de Santiago Posteguillo). Los mediocres no están sólo en dirección, están en todos lados, pero en dirección se nota más e influye más. Por otro lado, los artículos son siempre primero de autoevaluación. Todos hemos sido mediocres en algún momento, cuanto más consciente seamos, menos caeremos. Saludos también para ti y gracias
EliminarEnhorabuena por tu artículo, siempre acertado. Creo que en el tema que nos ocupa es primordial la preparación moral y académica de la juventud, desde la infancia. Cada vez se deja más de lado la consecución de la excelencia en aras del número de aprobados, siendo el listón cada vez más bajo. Así, los propios profesores son cada vez menos competentes, al no tener una gran formación que les permita, como sucedía en otros tiempos pretéritos, ser auténticos formadores de profesionales y pensadores. Los pueblos que han propugnado la superación, han llegado al liderazgo internacional en cualquier ámbito. Por tanto, todo pasa por una educación exigente, creo yo.
ResponderEliminarGracias. La educación es un asunto muy difícil. He tenido profesores que han marcado mi vida, otros normales y otros malos. Si preguntas a mis hijas, que no han terminado el colegio, te contestarán lo mismo, de hecho hablamos hace unos días de esto. La vocación y el liderazgo del profesor es fundamental como la dirección en las empresas para tener alumnos o trabajadores mediocres o excelentes. Mis propias hijas con su corta experiencia ya me han dicho que un profesor puede hacer que ames o no una asignatura. Revocar la autoridad de un jefe delante del personal a su cargo es como hacerlo de un profesor delante de sus alumnos. Está pasando, padres que quitan la razón al profesor delante del alumno-hijo creo que no beneficia. Puedes tener diferencias con el profesor pero hay momentos, lugares y formas de hacerlo. Es una profesión muy importante porque crea el futuro y debemos de darles la autoridad, prestigio y reconocimiento necesarios pero también exigir vocación, dedicación y preparación. Hablar del cómo ya es muy extenso y sin dogmas de fe.
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