miércoles, 15 de octubre de 2014

MIEDO



Verano del 2008, el reventón de la burbuja inmobiliaria es un hecho, Martinsa-Fadesa quiebra, el precio de los pisos y el suelo cae. Los bancos que han financiado la burbuja tiemblan. Vuelta del verano 2008, Lehman Brothers quiebra, el Mundo está en crisis. Las ventas de automóviles en España caen a plomo por encima del 40%. Cunde el pánico. Muchos bancos ponen la cruz al sector inmobiliario y al de automoción, intentan sacar su dinero de estos sectores a toda velocidad… Miedo

La naturaleza nos ha dotado de un dispositivo de protección contra el ambiente hostil que nos rodea. Nuestro cerebro reptiliano, el primitivo, contiene nuestras emociones básicas en la Amígdala y la Corteza Prefrontal. Es el guardián del miedo. Nos previene de las posibles amenazas, altera nuestras constantes y nos pone alerta para reaccionar. No es bueno ni malo, depende de cómo se canalice y cómo entrenemos a nuestro cerebro para reaccionar. Nos hace ser reflexivos a la hora de tomar decisiones, la ausencia de miedo impide evaluar correctamente los riesgos y conduce a decisiones alocadas. Por el contrario, el miedo descontrolado bloquea la toma de cualquier decisión o provoca acciones irreflexivas fruto del pánico. Esta última afirmación, nos suena a parte de lo sucedido durante la crisis.

Lo nuevo, lo desconocido nos produce miedo. Un desconocido, al acercarse, es una amenaza hasta que con sus gestos y palabras nos muestran que no lo es. ¿Cómo no van a producir reacciones superiores la incertidumbre de una crisis? El miedo altera nuestra percepción de la realidad, incluso a nivel espacial. Cuando llegamos a un sitio que no conocemos, todo parece más grande. Al poco tiempo, cuando lo dominas, parece más pequeño. May-Britt, Edvard Moser y John O’Keefe, premiados con el Nobel de Medicina 2014, han conseguido explicar cómo el cerebro procesa nuestra situación en el espacio, nuestro GPS. El Hipocampo, construye el mapa del entorno. La Corteza Entorrinal, reconoce los límites y la situación de la cabeza. La combinación de ambos dice dónde estamos. Es curioso que esas partes del cerebro se encuentren junto a la Amígdala y que nuestra percepción del espacio se vea alterada por el miedo. Formularé una hipótesis: A veces, cuando tenemos miedo, magnificamos la amenaza y nos centramos en ella en exceso, sin ver salidas, angustiados por sentirnos “encerrados” en el problema que nos supera, genera claustrofobia, y ansiedad. ¿No podría ser una conexión no deseada de nuestro sistema GPS y la amígdala, que actúa en sentido contrario, poniéndonos límites a la solución de los problemas o magnificándolos, inducida por el miedo? ¡Ya tenemos culpable para el pánico de la crisis! (Perdón, presunto, abría que demostrar los cargos)

Echemos un vistazo a la trastienda de nuestras motivaciones. Actuamos por recompensa  o por castigo, en realidad por el miedo al castigo. Nuestro sistema social se basa en estos principios. La legislación, la educación, la dirección de nuestras empresas… Puede parecer cursi, pero la proporción de amor o miedo que ponemos en un sistema, lo define. Científicamente, se ha demostrado que la Oxitocina, llamada hormona del amor, actúa contra el miedo, incrementa la confianza y las relaciones sociales. Se generan en grandes cantidades durante el embarazo y la lactancia. Aldous Huxley  autor de “Un mundo feliz” dijo: “El amor ahuyenta el miedo, y recíprocamente el miedo ahuyenta al amor. Y no sólo al amor, el miedo expulsa; también a la inteligencia, la bondad, todo pensamiento de belleza y verdad, y sólo queda la desesperación muda; y al final, el miedo llega a expulsar del hombre la humanidad misma.” Las direcciones basadas en el miedo obtienen obediencia y rapidez en la ejecución pero eliminan la humanidad, fomentan la brutalidad, limitan la creatividad y la delegación en toma de decisiones.

Durante esta crisis, hemos visto decisiones basadas en el pánico. Todos conocemos casos de empresas que se han hundido por este motivo. Personas en bancos que han retirado fondos a empresas viables. Decisiones tomadas para salvar mi “culo” en contra de los demás o de la misma empresa. Y así, un largo etcétera. En definitiva, pérdida de control del miedo en la toma de decisiones, falta de cabeza fría y pérdida de humanidad. Afortunadamente también hemos tenido casos de lo contrario. Personas en bancos con suficiente visión para estar contigo en los momentos duros porque han evaluado otras cosas que los anteriores, por su bloqueo, no vieron. Personal comprometido con su empresa que se han dejado los “cuernos” para salir adelante, aportando grandes y pequeñas ideas. Y así, un largo etcétera. La combinación de la gestión del miedo con los sistemas de gestión positivos, han sido “factor determinante” para sobrevivir.

Cuando te conoces, tomas conciencia de tus miedos. Los analizas, rompes esas barreras que nos ponemos o nos pone la Corteza Entorrinal. Eres capaz de verlos desde un plano superior, descubres que son superables y ves las salidas. Piensas con la cabeza fría. Somos capaces de forzarnos y aprender a romper esas barreras. La Amígdala puede aprender. Formaos y entrenaos para reaccionar de una forma correcta y ágil. Utilizad más el amor que el miedo en vuestras relaciones y sistemas de dirección. Valiente no es el ausente de miedo, es el que lo supera.

Diego Lias

2 comentarios:

  1. Hola Diego!
    Yo creo que el principal miedo es a la muerte.Lo tenemos los humanos, los animales y quizá también los vegetales. El miedo a la muerte es pánico. Quien diga que no le importa morir o es un inconsciente, o un loco.
    He visto morir a mucha gente, y no digo que todos, tenían una mirada de miedo a lo desconocido que impresionaba. El auxilio espiritual les ayudaba, como una terapia, a enfrentarse al "gran paso"; pero subyacía el miedo ancestral a la muerte. El final de todo para unos; y el principio de todo para otros, según sus creencias. Dejar de ser. No volver a ver a sus seres queridos. Dejar proyectos inacabados. Enfrentarse a lo irremediable.
    Quizá por eso, nos agarramos a la esperanza de una nueva vida que no sabemos cómo será, porque nadie volvió para contárnoslo.
    La Fé, en los cristianos, como en otras religiones, alimenta nuestra esperanza en un mundo mejor, donde los buenos tendrán su premio y los malos su castigo.

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    1. Profunda aportación. Como he dicho, lo desconocido nos da miedo. Efectivamente el miedo a la muerte lo tenemos todos, pero unos más que otros. Yo también he visto los ojos de alguien justo al morir, nos mirábamos los dos. Como es un hecho cierto el que nos vamos a morir, no debemos preocuparnos mucho. Hagas lo que hagas, más tarde o más temprano te va a tocar. Muchas cosas te hacen pasar un mal rato, este sólo es el último mal rato (si te enteras, porque alguno se va sin enterarse). También hay mucha gente que ha dado grandes ejemplos cuando se han ido. A mí, personalmente me preocupa más como vivo mi vida y lo que dejo a los demás. El minuto justo de mi muerte no se qué pensaré, ya me enteraré, pero no pienso volver para contároslo. Creo que puede ser el principio de otra gran aventura y si me equivoco, no me voy a enterar. Conozco personas que el miedo a la muerte les afecta en su día a día. ¿Quién no conoce a algún hipocondríaco? Al final, todo es lo mismo: El miedo te da prudencia, pero no debes dejar que maneje tu vida.

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